Estimados amigos de Adelante la Fe:
Quería agradecerles de un modo especial la publicación fragmentaria que han hecho de la entrevista que me realizara el señor Javier Navascues, y al mismo tiempo la autorización que me han dado para hacerla circular en forma completa, cosa que sucede desde el pasado 12 de octubre en diferentes medios argentinos y españoles.
Quería agradecer en segundo lugar, y vivamente, a aquellos foristas que han intervenido en defensa de mi libro, sea ampliando, subrayando o destacando algunos aspectos que no se traducen en el reportaje, dada su naturaleza sintética.
Pero lo más importante que deseo aclarar lo diré a continuación, y les pido por favor que le concedan a dicha aclaración el breve espacio de estas líneas:
El grueso de mis escritos posee el tono controversial y polémico, propio de quien se dedica, en gran parte, a lo que podríamos llamar, genéricamente, la apologética. En tal sentido tengo por la cosa más natural del mundo que haya discrepancias, diferencias de matices, de grados o simplemente opugnaciones frontales. Sin más mérito que el paso de los años, he llegado a adquirir un cierto entrenamiento para tales pugilatos, y la verdad es que ni me envalentonan ni me arredran. Cuando tales debates son edificantes y limpios, suelen dar resultados, y en lo personal mucho me auxilian. En caso contrario derivan en peleas desagradables y estériles.
Mi decisión personal, en síntesis, y tras mucho tiempo de duras polémicas, a diestra y a siniestra,es que no se debe entrar en controversias cuando:
a) quien critica es un demente; alguien que,al buen decir del Padre García Vieyra, «ha hecho de la religión un capítulo de la psiquiatría»;
b) quien critica es un injuriador y calumniador indocto que sólo busca dañarnos, y peca de ese modo contra el Octavo Mandamiento, tal como lo enseña Santo Tomás analizando el Decálogo;
c) quien critica es un necio,ante el cual, sólo cabe aplicar el Proverbio aquél (Prov.26,4-5), que nos advierte: «nunca respondas a un necio, para que no se estime sabio en su propia opinión»;
d) quien critica es un provocador serial,un don nadie que pretende adquirir protagonismo a costa del esfuerzo ajeno;
e) quien critica carece de la capacidad de lectura comprensiva e incurre, entre otros, en el sofisma de cambio de asunto.
En el tristísimo caso que algunos foristas han mentado durante los comentarios alrededor de esta entrevista del buen Javier Navascues; esto es, el de una prestigiosa y laudable agencia española que ha cometido el error de dar cabida a los exabruptos de un iletrado, se cumplen todos los requisitos señalados en el párrafo precedente. Es por eso que no daré ninguna respuesta. Mi agenda intelectual no pueden fijármela los orates ni los malvados. Me la fijan los amores y los principios perennes que se deben defender cada mañana, especialmente las conculcados hoy desde la misma silla petrina, para nuestro dolor de bautizados fieles.
Nuevamente, gracias. Un fuerte abrazo.
En Cristo y en Su Santa Madre
Antonio Caponnetto
Pta: El audio que antecede a la publicación de la entrevista, es el fragmento de una memorable homilía que pronunciara el inolvidable Padre Alberto Ezcurra Uriburu, a quien me unió en vida un honroso lazo de amistad, camaradería y discipulado.