Catena aurea: Evangelio tercer domingo cuaresma

Y estaba Jesús lanzando un demonio, el cual era mudo; y así que hubo echado al demonio, habló el mudo, y se maravillaron las gentes. Mas algunos de ellos dijeron: «Por arte de Beelzebub, príncipe de los demonios, echa los demonios», y otros por tentarle le pedían les hiciese ver algún prodigio del cielo. (vv. 14-16)

Glosa

Había ofrecido el Señor que daría el Espíritu bueno a los que lo pidiesen, cuyo beneficio da a conocer con el siguiente milagro. De aquí prosigue: «Y estaba Jesús lanzando un demonio el cual era mudo».

Teofilato

Se llama mudo kwfoV, (cofos), al que no habla y también al que no oye. Pero con más propiedad al que ni oye, ni habla. El que no ha oído desde que nació, necesariamente no habla porque se nos enseña a hablar por medio del oído. Pero si alguno pierde el oído por cualquier accidente, conserva, sin embargo, la facultad de hablar. Pero el que se presentó al Señor era mudo y sordo.

Tito Bostrense, in Matth

Llama mudo y sordo al demonio, porque infunde las pasiones para que no se oiga la divina palabra; porque los demonios privando a los hombres de la aptitud para obrar bien, cierran el oído de nuestra alma. Por esto vino Jesucristo a arrojar al demonio, para que podamos oír la palabra de la verdad. Curó a uno para dar a todos la salud. Por esto sigue: «Y así que hubo echado al demonio, habló el mudo».

Remigio

Este endemoniado, según San Mateo, no sólo era mudo sino también ciego. Luego hizo tres milagros en un solo hombre. Siendo ciego ve, siendo mudo habla, estando poseído por el demonio queda libre. Esto se verifica todos los días en la conversión de los creyentes. Primeramente, expulsado el demonio, ven la luz de la fe y después se desatan en alabanzas al Señor aquellas bocas que antes eran mudas.

San Cirilo, in Cat. graec. Patr

Una vez hecho este milagro el pueblo lo ensalzaba haciéndolo público y dándole la gloria que conviene a Dios. Por esto sigue: «Y todas las gentes quedaron muy admiradas».

Beda

Admirándose siempre las turbas -que parecían menos instruídas- de los hechos del Señor, los escribas y los fariseos se esforzaban en negarlos o en darles mala interpretación, haciéndolos aparecer no como obra de la divinidad, sino del espíritu inmundo. Por esto sigue el evangelista: «Mas no faltaron allí algunos que dijeron»: «Por arte de Beelzebub, príncipe de los demonios, echa El los demonios». Beelzebub era el dios de Accaron 1; Beel es lo mismo que Baal y Zebub quiere decir mosca. Por tanto, Beelzebub viene a significar el señor de las moscas 2, de cuyo asqueroso rito tomó el nombre el príncipe de los demonios.

San Cirilo, ubi supra

Otros, estimulados por los mismos aguijones de la envidia, le pedían que hiciese milagros; por esto sigue: «Y otros por tentarle le pedían les hiciese ver algún prodigio del cielo». Como diciendo: Aun cuando arrojas los demonios del cuerpo de un hombre, no es prueba suficiente de la obra divina; todavía no hemos visto algo que pueda compararse con los primitivos milagros: Moisés pasó al pueblo de Israel por medio del mar ( Ex 12); Josué, que le sucedió, detuvo al sol en Gabaón ( Jos 10). Pero tú no nos has hecho ver nada de esto. Al pedir, pues, milagros estupendos, daban a conocer cuáles eran entonces sus pensamientos respecto de Jesucristo.

Notas

  1. Accaron o Eqrón: ciudad filistea.
  2. O también: señor del estiércol.

 

Pero Jesús, penetrando sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido en partidos contrarios, quedará destruido; y una casa dividida en facciones camina a la ruina. Pues si Satanás está también dividido contra sí mismo, ¿cómo ha de subsistir su reino? ya que decís vosotros que yo lanzo los demonios por arte de Beelzebub. Y si yo por virtud de Beelzebub lanzo los demonios, ¿vuestros hijos por quién los lanzan? Por tanto, ellos mismos serán vuestros jueces. Mas si con el dedo de Dios lanzo los demonios, es evidente que el reino de Dios ha llegado ya a vosotros». (vv. 17-20)

San Crisóstomo, hom. 42, in Matth

Siendo inconveniente la sospecha de los fariseos, no se atrevían a publicarla por miedo a la muchedumbre, sino que la desenvolvían dentro de su conciencia. Por esto sigue: «El, cuando vio los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, será asolado».

Beda

No responde a lo que han dicho sino a lo que piensan, para que se viesen compelidos a creer en el poder de Aquel que veía los secretos del corazón.

Crisóstomo, ut supra

No respondía según las Escrituras, porque no les prestaban atención, falseándolas en su explicación, sino según lo que generalmente sucede. Porque la casa y la ciudad, una vez divididas, se destruyen prontamente, y lo mismo un reino que es lo que hay de más fuerte, siendo la unión de los súbditos la que afirma los reinos y las casas. Ahora bien, dice, si yo lanzo a los demonios por arte del demonio, los demonios están divididos y concluye su poder. Por esto añade: «Pues si Satanás está también dividido contra sí mismo, ¿cómo ha de subsistir?», etc. Porque Satanás no lucha contra sí mismo, ni hace daño a sus satélites, sino más bien afirma su reino. Luego sólo resta decir que yo destruyo a Satanás por poder divino.

San Ambrosio

También da a conocer en esto que su reino es indisoluble y eterno; y por tanto, a los que no esperan en Jesucristo, sino que creen que arroja a los demonios en virtud del príncipe de los demonios, les niega que sean de su reino eterno, lo cual se refiere también al pueblo judío. En efecto, ¿cómo puede ser eterno el reino de los judíos, el pueblo guardián de la ley, cuando niega a Jesús anunciado por ella? Y así la fe del pueblo judío se contradice; contradiciéndose se divide; dividiéndose se destruye; y por tanto, el reino de la Iglesia subsistirá siempre, porque su fe es indivisible y su cuerpo es uno solo.

Beda

El reino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo tampoco está dividido, sino que está establecido con estabilidad eterna. Renuncien, pues, los arrianos a sostener que el Hijo es menor que el Padre, y el Espíritu Santo menor que el Hijo, porque los que tienen el mismo reino tienen la misma majestad.

Crisóstomo, in Matthaeum hom. 42

Esta es la primera solución, pero la segunda (que se refiere a los discípulos) es la que da en seguida diciendo: «Y si yo por virtud de Beelzebub lanzo los demonios: ¿vuestros hijos por quién los lanzan?». No dice mis discípulos, sino vuestros hijos, queriendo calmar su furor.

San Cirilo, in Cat. graec. Patr

Fueron judíos los discípulos de Jesucristo, pues procedían de los judíos según la carne, los cuales habían recibido de Cristo poder sobre los espíritus inmundos, y en el nombre de Cristo libraban de ellos a los poseídos. Por tanto, cuando vuestros hijos venzan a Satanás en mi nombre, ¿no es una gran insensatez decir que yo tengo este poder de Beelzebub? Así vosotros seréis condenados por la fe de vuestros hijos. De aquí sigue: «Por esto serán ellos vuestros jueces».

Crisóstomo, hom. 42 ut sup

Porque, puesto que hay entre vosotros quien me obedece, claro es que condenará a los que obran en contrario.

Beda

O bien, designa como hijos de los judíos a los exorcistas de aquella gente que arrojaban a los demonios invocando a Dios; como diciendo: si la expulsión de los demonios en vuestros hijos se atribuye a Dios y no a los demonios, ¿por qué cuando se trata de mí no ha de reconocer igual causa la misma obra? Luego ellos mismos serán vuestros jueces, no por poder sino por comparación; porque ellos atribuyen a Dios la expulsión de los demonios y vosotros a Beelzebub, príncipe de los demonios.

San Cirilo, ubi sup

Luego si lo que dices tiene carácter de calumnia, resulta que yo arrojo los demonios por medio del Espíritu de Dios. Por esto sigue: «Mas si con el dedo de Dios lanzo los demonios, ciertamente llegó a vosotros el reino de Dios».

San Agustín. De cons. Evang., lib. 2, cap. 38

Lo que San Lucas llama dedo de Dios, San Mateo llama Espíritu de Dios. Y, sin embargo, no hay en esto disparidad; sino que más bien enseña que debemos conocer el sentido en que debemos entender las palabras «dedo de Dios» en cualquier lugar que las hallemos de la Sagrada Escritura.

San Agustín. De quaest. Evang. lib. 2, q. 17

Se llama al Espíritu Santo dedo de Dios, por la equitativa distribución de sus dones entre los hombres y los ángeles; puesto que en ningún miembro nuestro se hace la división más patente que en los dedos.

San Cirilo, in Thesauro, lib. 13, cap. 2

O bien es llamado el Espíritu Santo dedo de Dios, como el Hijo es llamado la mano y el brazo del Padre; pues el Padre lo hace todo por El. Como el dedo no está separado de la mano sino que está unido naturalmente a ella, así el Espíritu Santo está unido al Hijo consustancialmente, y el Hijo todo lo hace por El.

San Ambrosio

Por la unión de nuestros miembros, además, no puede dividirse nuestra fuerza, puesto que no puede haber división en lo que es indivisible; y por tanto, el nombre de dedo debe referirse a la unidad y no a la división del poder.

San Atanasio, orat. 2, contra Arrianos

Pero ahora, en razón de su humanidad, quiere el Señor aparecer menor al Espíritu Santo, diciendo que echa los demonios en virtud del citado Espíritu. Con ello da a conocer que no es suficiente la naturaleza humana para arrojar a los demonios; solo puede en virtud del Espíritu Santo.

San Cirilo, in Cat. graec. Patr

Por esto se dice muy oportunamente: «El reino de Dios ha llegado a vosotros»; esto es, si yo, siendo hombre, en virtud del Espíritu divino arrojo los demonios, la naturaleza humana ha sido enriquecida en mí y viene el Reino de Dios.

San Juan Crisóstomo, in Matthaeum hom. 42

Dice «sobre vosotros», para atraerlos. Como diciendo: Si os vienen los días de la prosperidad, ¿por qué os hastiáis de vuestros bienes?

San Ambrosio

También manifiesta el fuerte poder que hay en el Espíritu Santo en quien está el Reino de Dios; y como el Espíritu Santo habita en nosotros, venimos a ser real morada suya.

San Tito Bostrense, in Matth

O bien dice: «el reino de Dios ha llegado a vosotros», para dar a entender que ha llegado contra vosotros y no a favor vuestro; terrible será la segunda venida de Jesucristo para los malos cristianos.

 

«Cuando un hombre valiente guarda armado la entrada de su casa, todas las cosas que posee están seguras. Pero si otro más fuerte que él le vence, le desarmará de todos sus arneses, en que tanto confiaba, y repartirá sus despojos. Quien no está por mí, está contra mí; y quien no recoge conmigo, desparrama». (vv. 21-23)

San Cirilo, in Cat. graec. ubi sup

Como era necesario por muchas razones rebatir las palabras de sus detractores, utiliza un ejemplo clarísimo, por medio del cual demuestra a los que lo quieran comprender que el príncipe de este mundo es vencido por el poder que El tiene, por eso dice diciendo: «Cuando el fuerte armado guarda su atrio», etc.

San Juan Crisóstomo, homil. 42, in Matth

Llama fuerte al diablo, no porque lo sea por naturaleza, sino dando a conocer su antigua tiranía, causada por nuestra debilidad.

San Cirilo, in Joan, lib. 10, cap. 11

Antes de la venida del Salvador usó de mucha violencia en el mundo robando los rebaños ajenos -esto es, los de Dios- y conduciéndolos, por decirlo así, a su propio redil.

San Teofilacto

Sus armas son los pecados de toda clase, en los que confía para prevalecer contra los hombres.

Beda

Llama su atrio 1 al mundo, porque está ocupado por la malicia ( 1Jn 5,19) teniendo en él todo poder hasta la venida del Salvador, como que descansaba en los corazones de los infieles sin contradicción ninguna, pero fue vencido por uno más fuerte en poder, Cristo, que al liberar a todos los hombres lo expulsó del mismo, por esto añade: «Pero si sobreviniendo otro más fuerte que él lo venciere», etc.

San Cirilo, ubi supra

Después que el Verbo del sumo Dios, dador de toda fortaleza y Señor de todas las virtudes, se hizo hombre, lo acometió y le quitó sus armas.

Beda

Sus armas son la astucia, el engaño y la torpeza espiritual; y sus restos son los hombres engañados por él.

San Cirilo, ubi supra

Porque los judíos que desde hacía tiempo habían sido seducidos por él por el error y la ignorancia acerca de Dios, han sido llamados por los Santos apóstoles hacia el anuncio de la verdad y ofrecidos a Dios Padre por la fe que prestaban al Hijo.

San Basilio, in Esai, 18

Distribuyó también sus restos, mostrando el fiel amparo de los ángeles para la salud de los hombres.

Beda

Jesucristo como vencedor distribuye los restos -lo cual es señal de triunfo-, porque conduciendo cautiva a la cautividad, repartió sus dones a los hombres; esto es, ordenando que unos sean apóstoles, otros evangelistas, otros profetas y otros pastores y doctores (Ef 4).

San Juan Crisóstomo, hom. 42, ut sup

Después pone la cuarta solución cuando añade: «Quien no está conmigo está contra mí». Como diciendo: yo quiero ofrecer los hombres a Dios y Satanás todo lo contrario. ¿Cómo, pues, el que no coopera conmigo, sino que disipa lo que es mío, puede estar conforme conmigo para arrojar a los demonios? Prosigue: «Y el que no recoge conmigo, desparrama».

San Cirilo, ubi supra

Como diciendo ( Mt 12,45): Yo he venido a reunir a los hijos de Dios dispersados por el demonio; y el mismo Satanás, como no está conmigo, procura esparcir lo que yo he reunido y salvado. ¿Cómo, pues, ha de darme el poder el que combate todos mis designios?

San Juan Crisóstomo, hom. 42, ut sup

Pero si el que no coopera es adversario, mucho más lo es el que se me opone. Me parece que en esta alegoría alude a los judíos igualándolos con el demonio, pues ellos obraban contra El y dispersaban a los que El congregaba.

Notas

  1. Por extensión se refiere a la casa.

 

«Cuando un espíritu inmundo ha salido de un hombre, se va por lugares áridos buscando lugar donde reposar; y cuando no le halla, dice: me volveré a mi casa de donde salí: y cuando vuelve la halla barrida y bien adornada. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrando en esta casa fijan en ella su morada. Con lo que el último estado de aquel hombre es peor que el primero». (vv. 24-26)

San Cirilo in Cat. graec Patr

Después de lo dicho manifiesta el Señor los errores en que había caído el pueblo de los judíos respecto de Jesucristo, diciendo: «Cuando el espíritu inmundo ha salido de un hombre», etc. Que este ejemplo se refiere a los judíos lo expresa San Mateo cuando dice (Mt 12,45): «Así sucederá a esta pésima generación»: Y fue así que en todo el tiempo que habían estado en Egipto viviendo según las leyes del país, habitó en ellos el espíritu maligno. De él fueron librados cuando sacrificaron el cordero que figuraba a Jesucristo y marcaron sus puertas con sangre, evitando así su destrucción.

San Ambrosio

De este modo se compara con un solo hombre a todo el pueblo judío, de quien había salido el demonio por la ley. El demonio volvió al vulgo de los judíos, pues no pudo hallar reposo entre los gentiles, cuyos corazones, habiendo sido áridos, recibieron después por el bautismo el rocío del Espíritu y la fe de Cristo, porque Jesucristo es como un incendio para los espíritus inmundos. Por esto, dice: «Y cuando no le halla, dice: me volveré a mi casa de donde salí».

Orígenes, in Cat. graec. Patr

Esto es, a aquéllos de Israel que había visto no contenían en sí nada de Dios y se hallaban como desiertos y vacíos de El. He aquí como se expresa esto: «Y cuando vuelve la halla barrida».

San Ambrosio

Exteriormente, pues, aparece más limpio y adornado su cuerpo que lo que lo está interiormente su alma. No se purificaba ni templaba su ardor con las aguas de la sagrada fuente; y por ello el espíritu inmundo volvía a él, llevando consigo siete espíritus peores que él. Por esto dice: «Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él y entrando en esta casa fijan en ella su morada». Y esto, porque con intención sacrílega falta a la semana de la ley y al misterio del octavo día. Y así como se multiplica para nosotros la gracia del espíritu en siete dones, así se acumula sobre ellos todo el daño de los espíritus inmundos, pues a veces se comprende en este número lo universal 1.

San Juan Crisóstomo, hom. 44, in Matth

Ahora ocupan las almas de los judíos demonios peores que los anteriores. Porque en otro tiempo maltrataban a los profetas, pero ahora injurian al que es Señor de los profetas; por eso sufrieron más bajo el dominio de Vespasiano y de Tito, que en Egipto y Babilonia. Por esto sigue: «Con lo que el último estado de aquel hombre es peor que el primero». Antes tenían la asistencia divina y la gracia del Espíritu Santo, pero ahora están privados aún de estos dones; por eso ahora sufren con la privación de la gracia miserias mayores y más crueldad en la fuerza con que el enemigo los tienta.

San Cirilo, ubi sup

Su estado es peor que el primero, según las palabras del apóstol ( 2Pe 2,21): «Más les valía no haber conocido el camino de la verdad, que separarse de él después de haberle conocido».

Beda

Esto mismo puede entenderse respecto de los herejes, de los cismáticos y de todo mal católico, de quienes ha salido el espíritu inmundo en el día del bautismo. Este recorre los lugares áridos, esto es, los corazones de los fieles que están limpios de la blandura de los pensamientos vanos; examina el astuto acechador si puede inculcar en ellos los pasos de su iniquidad. Dice, pues: «Me volveré a mi casa, de donde salí»; en lo cual debe temerse que nos oprima por nuestra negligencia la culpa que creíamos extinguida en nosotros. La encuentra barrida, esto es, limpia de la suciedad del pecado por la gracia del bautismo; pero vacía de buenas obras. Se entiende, en fin, por los siete espíritus malos que toma consigo, todos los vicios; y se llaman peores porque no sólo tendrá aquellos siete vicios que son contrarios a las siete virtudes espirituales, sino que también fingirá tener estas virtudes por hipocresía.

San Juan Crisóstomo, in Matthaeum hom 45

No sólo se ha dicho esto para los judíos sino que debemos recibirlo como dicho también para nosotros. Por lo que sigue: «Con lo que el último estado de aquel hombre es peor que el primero»;es decir, si después de haber sido iluminados y librados de nuestras culpas pasadas, volvemos otra vez a la misma maldad, la pena de los pecados que cometamos después será mucho mayor.

Beda

Puede también entenderse que el Señor añadió esto para distinguir sus acciones de las de Satanás. El siempre limpia lo que está manchado, mientras que Satanás se apresura a manchar con mayores inmundicias lo que ha sido limpiado.

Notas

  1. El número siete se asocia con los conceptos de totalidad y plenitud.

 

Estando diciendo estas cosas, he aquí que una mujer levantando la voz de en medio del pueblo, exclamó: «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te alimentaron». Pero Jesús respondió: «Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica». (vv. 27-28)

Beda

Una mujer confiesa con gran fe la encarnación del Señor, en tanto que los escribas y los fariseos lo tientan y blasfeman. Y así dice: «Estando diciendo estas cosas, he aquí que una mujer, levantando la voz de en medio del pueblo, exclamó: Bienaventurado el vientre que te llevó», etc. Con cuyas palabras confundió la calumnia de los personajes que estaban presentes y la perfidia de los futuros herejes. Porque así como entonces los judíos negaban al verdadero Hijo de Dios, blasfemando de las obras del Espíritu Santo; así después los herejes no quisieron confesar al verdadero Hijo del hombre, consustancial al Padre, negando que María siempre Virgen, por la cooperación de la virtud del Espíritu Santo, hubiese provisto la materia de la carne al Unigénito de Dios que había de nacer. Pero si se dice que la carne del Verbo de Dios, nacido según la carne, es extraña a la de la Virgen Madre, habría que decir que no hay razón para beatificar el vientre que lo había llevado y los pechos que le habían alimentado. ¿Cómo podía decirse que había sido alimentado con la leche de la Virgen si se niega que lo haya concebido en su seno, siendo así que, según los físicos, uno y otro proceden de un mismo origen? Y no sólo Ella que mereció engendrar corporalmente al Verbo de Dios, sino que asegura que son bienaventurados también todos lo que procuran concebir, dar a luz y como dar de lactar espiritualmente al mismo Verbo por la fe y la práctica de las buenas obras, tanto en su corazón como en el de sus prójimos. Sigue pues: «Pero Jesús respondió: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios», etc.

San Juan Crisóstomo in Matthaeun hom. 45

Esta contestación no la dio el Salvador menospreciando a su Madre, sino manifestando que de nada le hubiese aprovechado el haberle dado a luz si después no hubiera sido buena y fiel. Además, si Jesús, que nació de María, no la hubiese beneficiado con las virtudes de su alma, con mucha más razón puede decirse que no nos valdrá el tener un padre o un hermano o un hijo virtuoso, si nosotros carecemos de su virtud.

Beda

La misma Madre de Dios es bienaventurada ciertamente porque fue el instrumento temporal de la encarnación del Verbo; pero también lo fue por haber sido su amorosa y constante guarda. Con esta sentencia, pues, hiere a los sabios judíos, que no solamente se negaban a oír y a guardar la Palabra de Dios, sino que también buscaban ocasión para negarlo y blasfemarlo.

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