El Sínodo Panamazónico de 2019 y la posibilidad de ordenar sacerdotes casados e incluso sacerdotisas

El Vaticano hizo hoy, 8 de junio, una importante presentación en una conferencia de prensa: el Documento Preparatorio para el próximo Sínodo de la Región Panamazónica de 2019 en el que ahora se habla de dar a las mujeres algún “tipo de ministerio oficial” y de realizar propuestas “valientes” e inculturadas respecto de la “acción ministerial participativa[1]” de la Iglesia. Uno de los principales organizadores de este sínodo, el Obispo Kräutler, dice que esta reforma debería incluir sacerdotes casados, tanto hombres, como mujeres. El propio Documento Preparatorio se refiere indirectamente a una reunión decisiva que se produjo, en 2014, entre el Papa y Kräutler.

Como resume un reporte de Reuters hoy, la conferencia de prensa y el Documento Preparatorio de este Sínodo Panamazónico sugieren un “rol para los sacerdotes casados, las mujeres en la Amazonía.” Así, incluso un servicio informativo secular como Reuters ha comprendido ampliamente el significado, tanto del Documento Preparatorio de 23 páginas, como de las intervenciones de los distintos oradores de la conferencia de prensa de hoy. También incluye en su reporte las palabras del secretario general del Sínodo de los Obispos, Cardenal Baldisseri en la conferencia de prensa de hoy:

Presionado por los periodistas en una conferencia de prensa respecto de los ‘viri probati’, el Cardenal Lorenzo Baldisseri declaró: “La Iglesia no es estática … existe la posibilidad de movimiento.”

Pero pidió paciencia y cuidado. “Dejemos el tiempo necesario para la reflexión de todo lo que tenemos aquí.” 

El documento preparatorio para el Sínodo Panamazónico de 2019

A la luz de estas palabras, revisemos ahora algunas de las posiblemente asombrosas declaraciones de ese Documento Preparatorio. Luego, presentaremos a nuestros lectores las ideas que fueran presentadas en 2016 por el obispo Erwin Kräutler -un miembro del consejo pre-sinodal- que es el obispo retirado de Xingu, Brasil (parte de la región amazónica).

Digámoslo desde el comienzo: todo el documento preparatorio está impregnado del espíritu de la inculturación, la teología de la liberación, el vocabulario de la Madre Tierra y un espiritualismo popular. En resumen, se trata de una nueva religión sincretista. Por ejemplo, en el cuestionario adjunto al final del documento, podemos encontrar una pregunta que es totalmente incompatible con el espíritu misionero de la Fe Católica: “Si hay pueblos indígenas voluntariamente aislados en vuestro territorio, ¿qué debería hacer la Iglesia para defender sus vidas y sus derechos?”

Examinemos el documento con más detenimiento. El texto tiene un tono fuertemente sociológico y revolucionario, por ejemplo, cuando pregunta “¿Cómo podemos colaborar en la construcción de un mundo que debe romper con las estructuras que quitan vida y con las mentalidades de colonización para construir redes de solidaridad e interculturalidad” [énfasis nuestro]. Como se señala más adelante, para estos organizadores, la llegada de la civilización occidental a la región panamazónica fue un evento terriblemente negativo y doloroso:

También la III Conferencia de Obispos Latinoamericanos, celebrada en Puebla (1979) es un recordatorio de que la ocupación y colonización de tierras indígenas fue “un proceso amplio de dominación”, lleno de “contradicciones y profundas heridas” (DP 6). Luego, la IV Conferencia de Santo Domingo (1992) recordó “uno de los episodios más tristes de la historia de Latinoamérica y el Caribe”, que “fue forzado a transferir, como esclavos, a una enorme cantidad de africanos”. [énfasis nuestro]

Una vez establecido un tono agresivo contra la indebida influencia occidental hacia las culturas aborígenes de esta región del mundo (¿que incluyen el trabajo misionero?), el documento resalta que nosotros, la Iglesia Católica, podemos aprender de estos pueblos indígenas. Resalta el rol de “Ancianos sabios -llamados de manera intercambiable ‘payés, mestres, wayanga o chamanes’ entre otros” que “promueven la armonía de las personas entre sí y con el cosmos.” En línea con la encíclica papal Laudato Si y su atención a los presuntos problemas ecológicos del mundo, y la consiguiente necesidad de una “conversión ecológica,” se presenta a los aborígenes como pueblos a los que debemos oír y de quienes debemos aprender. Se encontrará otra referencia al documento de Puebla de 1979 al enfatizar los temas “participación y comunidades de base (Puebla 1979).”

A la luz de la atención a la “Madre Tierra” y a la creación en general, la Sagrada Eucaristía se convierte en “un acto de amor cósmico.” El texto dice:

La Eucaristía, por lo tanto, nos remite al «centro vital del universo», al foco desbordante de amor y de vida inagotable del Hijo encarnado, presente en las especies de pan y vino, fruto de la tierra-vid y el trabajo de los hombres (cf. LS 236). En la Eucaristía, la comunidad celebra un amor cósmico, en donde los seres humanos, junto al Hijo de Dios encarnado y a toda la creación, dan gracias a Dios por la vida nueva de Cristo resucitado (cf. LS 236). [énfasis nuestro]

A raíz de los peligros ecológicos, la explotación injusta de las personas locales por parte de las organizaciones capitalistas, y otros problemas relacionados, el texto habla de la necesidad de realizar cambios a la luz de una “dimensión profética”: “Frente a la crisis socio-ambiental actual, urgen luces de orientación y acción para poder implementar la transformación de prácticas y actitudes.” [Énfasis nuestro]. Aquí, una vez más, toda la creación es incluida de alguna manera en la vida mística del alma: “La conversión ecológica es asumir la mística de la interconexión y la interdependencia de todo lo creado. La gratuidad se impone en nuestras actitudes cuando entendemos la vida como don de Dios. Abrazar la vida en solidaridad comunitaria supone un cambio de corazón.” La Naturaleza y la Gracia, la vida natural y la sobrenatural son entremezcladas, o combinadas.

Más aún, el texto sinodal llama a otra conversión, un “cambio de corazón,” y habla de un “nuevo paradigma,” al decir: “Abrazar la vida en solidaridad comunitaria supone un cambio de corazón. Este nuevo paradigma abre perspectivas de transformación personal y en la sociedad.” [énfasis nuestro]

Al referirse a temas basados en la comunidad, son los pueblos indígenas quienes deben enseñar a la Iglesia: ellos “tienen mucho que enseñarnos” (EG 198). El documento continúa:

De allí que el Papa Francisco haya señalado que «es necesario que todos nos dejemos evangelizar por ellos» y por sus culturas, y que la tarea de la nueva evangelización implica «prestarles nuestra voz en sus causas, pero también [estamos llamados] a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos» (EG 198). Sus enseñanzas, en consecuencia, podrían marcar el rumbo de las prioridades para los nuevos caminos de la Iglesia en la Amazonia.

En este punto, vale la pena mencionar que el texto lamenta que algunas personas en Occidente desprecian a estas culturas e incluso las “demonizan”: “Hoy, lamentablemente, existen todavía resquicios del proyecto colonizador que creó representaciones de inferiorización y demonización de las culturas indígenas.”

Para resumir esta parte del problemático documento -puntos 1 a 13- se establece la idea de que la Iglesia debería escuchar las culturas locales para ayudarlas a salvar sus propias regiones del desastre ecológico y social. Occidente, según señala, ha colonizado cruelmente esta región durante los últimos siglos y ahora debe aceptar humildemente de los pueblos y culturas locales las claves de la solución, especialmente en virtud de que ellos están tan cerca de la Madre Naturaleza.

Bajo esta luz es que debemos considerar las palabras referidas a quién debe hacerse responsable de esta región, de modo de enfrentar una seria escasez de sacerdotes. Como se señala, muchas parroquias tienen solamente un sacerdote que las visita unas pocas veces al año, y junto con él, reciben la Sagrada Eucaristía.

Es más, el importante capítulo 14 lleva el título “Ministerios con rostro amazónico”.

El documento nos dice que “la Iglesia de la Amazonía supo reconocer que […] su pastoral tenía una presencia precaria.” Así, surge la necesidad de “nuevos caminos para el cuidado pastoral.” Consideremos el párrafo más extenso:

Estos nuevos caminos para la pastoral de la Amazonía exigen «relanzar la obra de la Iglesia» (DAp 11) en el territorio y profundizar el «proceso de inculturación» (EG 126) que exige que la Iglesia en la Amazonía haga propuestas «valientes», que suponen tener «osadía» y «no tener miedo», como nos pide el Papa Francisco [esta es la referencia a la conversación mantenida entre el Papa y el Obispo Kräutler]. El perfil profético de la Iglesia, hoy, se muestra a través de su perfil ministerial participativo, capaz de hacer de los pueblos indígenas y comunidades amazónicas los «principales interlocutores» (LS 146) en todos los asuntos pastorales y socio-ambientales en el territorio. [énfasis nuestro]

Al parecer, estas palabras significan que los pueblos indígenas deben indicar a la Iglesia cómo ha de cumplir con su “misión profética” y su “perfil ministerial participativo.” Para “modificar la presencia precaria y transformarla en una presencia más amplia y encarnada,” existe “la necesidad de una «coherencia eucarística» (DAp 436) para la región amazónica,” de manera que todos los bautizados “puedan participar de la Misa dominical.” Es aquí donde el Documento Preparatorio nos recuerda, con el Vaticano II, que “todo el Pueblo de Dios participa del sacerdocio de Cristo,” aunque mantiene la distinción entre el “sacerdocio común y sacerdocio ministerial (cf. LG 10).”

Entonces, el texto propone “evaluar y repensar los ministerios que hoy son necesarios para responder a los objetivos de «una Iglesia con rostro Amazónico y una Iglesia con rostro indígena» [Citando al Papa Francisco].” [énfasis nuestro] Este concepto de una “pastoral inculturada” -idea original y especialmente cara a los teólogos de la liberación- es el que ingresa ahora en los documentos oficiales de la Iglesia. La inculturación significa en este contexto respetar, por ejemplo, que a menudo las mujeres son líderes de sus comunidades locales y que a los hombres les desagrada el celibato. Entonces, el documento propone considerar la posibilidad de conferir a la mujer un “tipo de ministerio oficial.” Nuevamente, es oportuno citar un pasaje más largo:

Una prioridad es precisar los contenidos, métodos y actitudes para una pastoral inculturada, capaz de responder a los grandes desafíos en el territorio. Otra es proponer nuevos ministerios y servicios para los diferentes agentes de pastoral que respondan a las tareas y responsabilidades de la comunidad. En ésta línea, es preciso identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan las mujeres en la Iglesia amazónica. También es necesario promover el clero indígena y nacido en el territorio, afirmando su propia identidad cultural y sus valores. Finalmente, es necesario repensar nuevos caminos para que el Pueblo de Dios tenga mejor y frecuente acceso a la Eucaristía, centro de la vida cristiana (cf. DAp 251). [énfasis nuestro]

Existió una época en que la Iglesia enviaba misioneros a lugares donde se necesitaban sacerdotes; existió un tiempo en el que los pueblos nativos de todo el mundo eran invitados a cumplir con las enseñanzas de Cristo y con las tradiciones y costumbres sagradas de la Iglesia -a la vez que se respetaban, en la medida de lo posible, las diferencias locales. Ahora, la Iglesia nueva y “reformada” quiere preguntar a los pueblos nativos qué les agradaría. Ya no aquello que es agradable a Dios, según la enseñanza tradicional de Su Iglesia.

Al hablar de una “Iglesia con rostro amazónico”, el capítulo 15 considera “nuevos caminos” y una “nueva forma de esta Iglesia,” y agrega que surgirá “a partir de la vivencia de la diversidad cultural de los pueblos. Los nuevos caminos tendrán una incidencia en los ministerios, la liturgia y la teología (teología india).” [énfasis nuestro] Aquí, “todo el Pueblo de Dios, con sus Obispos y sacerdotes, religiosos y religiosas, misioneros y misioneras religiosos y laicos,” deben acercarse a este “nuevo camino con un corazón abierto.” Debemos fortalecer “el protagonismo de los propios pueblos.” “Precisamos una espiritualidad intercultural que nos ayude a interactuar con la diversidad de los pueblos y sus tradiciones.”

Finalmente, algunas de las cuestiones que se incorporan en el cuestionario adjunto al documento sinodal, también nos muestran el método y la dirección de este intento revolucionario de remodelar la Iglesia de la Región panamazónica respecto de la Sagrada Eucaristía y el sacerdocio:

3. ¿Hay espacios de expresión autóctona y de participación activa en la práctica litúrgica de sus comunidades?

4. Uno de los grandes desafíos en la Amazonía es la imposibilidad de celebrar la Eucaristía con frecuencia y en todos los lugares ¿Cómo responder a ello?

5. ¿Cómo reconocer y valorar el papel de los laicos en los distintos ámbitos pastorales (catequesis, liturgia y caridad)? […]

10. ¿Cuáles son los servicios y los ministerios con rostro amazónico que usted considera se deberían crear y promover?
11. ¿De qué manera la vida consagrada puede contribuir con sus carismas en la construcción de una Iglesia con rostro amazónico?
12. El papel de las mujeres en nuestras comunidades es de suma importancia, ¿cómo reconocerlo y valorizarlo en el horizonte de los nuevos caminos? [énfasis nuestro]

El plan de reforma del Obispo Kräutler de 2014: sacerdotisas; sacerdotes casados

Consideremos ahora al Obispo Kräutler y sus ideas. El 4 de abril de 2014, mantuvo una audiencia privada con el Papa Francisco. En esta reunión ocurrieron dos cosas importantes. En primer lugar, el obispo presentó al Papa un texto en español con recomendaciones referidas al documento papal Laudato si. Todas ellas (según Kräutler) fueron incorporadas por el papa a su encíclica. En segundo lugar, conversaron respecto de la falta de sacerdotes en la región amazónica. En este contexto, como veremos, el papa pidió a los obispos de esa región que presentaran “propuesta firmes y valientes” o, como indica el propio Documento Preparatorio, hacer “propuestas «valientes», que supone tener «osadía» y «no tener miedo», como nos pide el Papa Francisco.” [énfasis nuestro]

Con posterioridad a esta audiencia papal, el Obispo Kräutler colaboró en la fundación de la Red de Iglesias Panamazónicas REPAM, una red de nueve Iglesias de la región (Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Surinam y Guyana Francesa, Perú y Venezuela) que dice estar “inspirada por Laudato si” (que, a su vez, fue co-autoría del propio Kräutler). Parece que el Papa Francisco dio inicio a la fundación de esa organización durante su visita a Brasil en 2013 -su primera visita papal. El Obispo Kräutler es el coordinador de la filial de REPAM en Brasil. Giuseppe Nardi, periodista del sitio alemán Katholisches.info, ha realizado una excelente contribución respecto del rol de REPAM, en especial respecto del próximo Sínodo Panamazónico de 2019.

No solo existen cuatro referencias a REPAM en el Documento Preparatorio, sino que además, según dijo el Cardenal Lorenzo Baldisseri en la conferencia de prensa de hoy, la preparación del sínodo fue llevada a cabo con la cercana colaboración de la red REPAM. Baldisseri dijo:

Por esta razón, desde el comienzo del recorrido sinodal, la Secretaría General del Sínodo de los Obispos ha trabajado en una cercana conexión con la Red de Iglesias Pan Amazónicas (REPAM), un organismo que lleva adelante actividades eclesiales en la región.

Consideremos ahora lo que el Obispo Kräutler tiene en mente respecto del problema de la escasez de sacerdotes en la región pan amazónica. En un informe que hice recientemente para LifeSiteNews, resalté el hecho de que este Obispo declaró en dos entrevistas diferentes en 2016, que está a favor de los sacerdotes casados -los llamados viri probati– y también de la ordenación de sacerdotisas mujeres. Como escribí entonces:

En una entrevista de 2016, el obispo [Kräutler] señaló que la Carta Apostólica Ordinatio sacerdotales de 1994 que regula en contra de la ordenación de sacerdotisas “no es un dogma y ni siquiera tiene el peso de una encíclica.” Cuando se le preguntó si se podría revisar ese documento papal previo, el obispo retirado contestó: “Aquí, nada es imposible.”

Además, en su libro de 2016, llamado Habt Mut! (“¡Sean valientes!” publicado por Tyrolia Verlag), Erwin Kräutler se refiere al Papa Francisco y a su camino de reforma, pero también habla reiteradamente de la conversación que había tenido con el papa en 2014.

Según aclara Kräutler, el Papa Francisco se mostraba complacido con estas ideas. Cuando Kräutler habló de la escasez de sacerdotes en la región, el papa comentó la experiencia de una “diócesis en México, en la que el obispo mitigó y suavizó, parcialmente, el problema de la falta de sacerdotes mediante la ordenación de 300 hombres casados al frente de parroquias en calidad de diáconos.” Aquí, el Papa se refería a Samuel Ruiz García, Obispo de San Cristóbal de las Casas (Chiapas). El periodista alemán Giuseppe Nardi mostró que este Obispo tenía en mente un “sacerdocio indígena” cuando ordenó a esos 300 diáconos en los años ’90. En 2001, cuando el obispo se retiró, el Vaticano detuvo este emprendimiento. Sin embargo, el Cardenal Beniamino Stella, designado Prefecto de la Congregación para el Clero por el Papa Francisco, permitió reanudar esta práctica en 2014.

Lo extraño de este experimento mejicano es que el Obispo García no solo ordenó diáconos a un gran número de hombres indígenas casados, sino que sus esposas fueron “co-ordenadas” de un modo muy inusual, tomando en cuenta el rol cultural de las esposas de los líderes indígenas.

En este punto, sería bueno saber que en 2015, cuando el Papa Francisco visitó México, fue a rezar a la tumba del Obispo García (m. 2011).

También es importante mencionar que el director de REPAM, Mauricio Lopez, dio una entrevista en noviembre de 2017 en la que hizo referencia a este experimento iniciado por el Obispo García, y señaló la idea de tener una pareja seleccionada por la comunidad para “hacer el servicio” y convertirse en líderes espirituales de esa comunidad. Para él, es cuestión de encontrar un nuevo “modelo de Iglesia.” Nuevamente, se menciona que REPAM colaboró en la organización del próximo Sínodo PanAmazónico de 2019.

Entonces cuando, en su conversación de 2014 con el Obispo Kräutler, el Papa se refiere a este Obispo mejicano, todos los católicos fieles deberían estar sinceramente molestos. Pero, lamentablemente, las cosas se ponen peor.

De acuerdo con Kräutler,

El papa también comentó la propuesta de un obispo de Sudáfrica – el obispo Fritz Lobinger– según la cual las parroquias que no tienen sacerdote podrían ser lideradas por un “equipo de mayores.” El Obispo Lobinger recomienda también que ellos deberían ser ordenados para que puedan celebrar la Eucaristía con sus parroquias. La expresión en inglés (“team of elders”) tiene la ventaja de que ellos no necesariamente deben ser ancianos. [énfasis nuestro]

Estos “mayores” parecen ser, más bien, hombres “experimentados”, pero lo que Kräutler no dice aquí es que el propio Lobinger consideró que, entre esos “mayores” podrían incluirse mujeres. En cualquier caso, fue en este contexto específico, según Kräutler, que el Papa le había pedido “propuestas audaces.” El papa usó la palabra “corajudos,” explica el Obispo Kräutler, que es de origen austríaco. Esta expresiva palabra también implica audacia, falta de temor y apertura.

Algunos de nuestros lectores tal vez recuerden en este contexto que el Papa Francisco discutió, en 2015, con los obispos alemanes acerca de los libros del Obispo Lobinger. En esa oportunidad, el Papa dijo a los obispos alemanes en su visita Ad Limina a Roma, que había leído los tres libros principales de Lobinger respecto de la escasez de sacerdotes y las posibles soluciones.

Como explica el Obispo Kräutler en su libro de 2016, el Papa Francisco espera una Iglesia más descentralizada. Kräutler, junto con la conferencia de obispos de Brasil, trabaja ahora en tales propuestas (como ahora también podemos ver en el Documento Preparatorio de hoy). Se trata de “nuevas formas de parroquias Cristianas, y de su liderazgo, para incluir la Eucaristía el domingo.” Aquí, el obispo incorpora “ad experimentum” la idea de ordenar al sacerdocio a los llamados viri probati (hombres casados moralmente probos), pero para él, esta propuesta es defectuosa porque “excluiría a las mujeres.”

De acuerdo con este obispo austríaco, el Papa Francisco debería estar abierto incluso a la ordenación de mujeres al sacerdocio. Kräutler dice que “no creo que él se negara estrictamente a la ordenación de mujeres, un quod non.” Él no haría personalmente ese cambio, agrega Kräutler, dado que el Papa sabe que necesitará de la aprobación de los obispos. Además, debería otorgar ese permiso regionalmente, al principio, y no en forma general para la Iglesia universal. De acuerdo con Kräutler, el Papa sabe bien que a veces, en la historia de la Iglesia, se tomaron decisiones “que unas pocas décadas antes, nadie hubiese imaginado.” En este punto, el obispo menciona como ejemplo que la Iglesia cambió su posición respecto de la separación de la Iglesia y el estado, del mismo modo que respecto de la democracia. También menciona el texto Dignitatis Humanae del Vaticano II “que hizo un buen trabajo” con el Syllabus Errorum de Pío IX, especialmente respecto de la libertad religiosa.

El Obispo Kräutler concluye: “Ciertas convicciones e interpretaciones, que en un momento fueran presentadas con vehemencia, e incluso defendidas como inmutables, a menudo han cambiado completamente a lo largo de la historia.” En esta instancia, el obispo insiste en que también es el Papa Francisco el que espera cambios en la enseñanza de la Iglesia: “Estoy convencido de que Francisco se mantiene en esta tradición que finalmente está abierta al diálogo y al cambio.”

Respecto de las sacerdotisas, Kräutler admite que la situación es un poco más difícil debido al documento Ordinatio sacerdotalis, escrito por Juan Pablo II en 1994, aunque, a los ojos de Kräutler, no representa una doctrina “de FIDE definida”.

(Hace una semana, Onepeterfive contactó al Obispo Kräutler y le preguntó si cambiaría esta declaración en virtud de la reciente declaración del 30 de mayo del Arzobispo Luis Ladaria, que indica que la prohibición de ordenar sacerdotisas mujeres es parte de la enseñanza infalible de la Iglesia. Hasta el momento, no se ha comunicado con nosotros.)

El Obispo Kräutler continúa, al decir que, dado que la declaración del Papa Juan Pablo II “es muy determinada,” el Papa “no hará nada solo respecto del sacerdocio, el celibato y la ordenación de mujeres, pero, si lo hiciera, sería junto con los obispos.” Él “ciertamente, tampoco tomará una decisión que se implemente inmediatamente en todo el mundo”. Esto ocurriría si hubiera “un número prominente de conferencias de obispos en Latinoamérica, Asia y África” que quisieran cambiar. Solo un consenso mundial “daría el suficiente peso, para revisar las declaraciones previas de un Papa.” “Pero Francisco solo, ciertamente no lo hará.”

La propuesta del propio Kräutler es que primero deberían existir algunas “soluciones regionales”. Incluso en Brasil existen regiones en las que no faltan sacerdotes. En la región amazónica, sin embargo, hay una gran escasez de sacerdotes, según explica el prelado. Para esas regiones, se podrían permitir algunos cambios. “Pero esto debe ser claro: no se trata de decir “sí” o “no” al celibato; a veces, las personas me acusan de querer abolir el celibato,” agrega Kräutler. “No, yo no quiero eso en absoluto, y el Papa tampoco lo desea.” Es evidente en este punto que Kräutler y el Papa deben haber hablado en detalle, también sobre este tema.

Además, Kräutler detalla su idea de que aquellas mujeres que ahora preparan y guían la liturgia de la palabra el domingo -junto con hombres más jóvenes y más viejos- podrían ser preparados “de manera tal que puedan presidir la Eucaristía para su parroquia. ¡En su parroquia! Esta limitación me parece importante.” El Obispo austriaco piensa que este grupo de personas son hombres y mujeres que reciben la ordenación exclusivamente para su parroquia. “En un caso ideal, podría tratarse de dos o tres personas, en el sentido de un “Equipo de Ancianos”, como propone el Obispo Lobinger. Respecto de esto, Kräutler insiste en que estas personas deben ser ordenadas.

Presentar las ideas y recuerdos de Kräutler aquí fue intencional, porque estas ideas podrían reaparecer, de una forma u otra, en las discusiones del próximo Sínodo Pan amazónico. El plan de Kräutler, tal como se muestra aquí, es muy probablemente parte de la agenda del Papa. Estaremos atentos a este tema de la actualidad de la Iglesia Católica.

 Maike Hickson

(Traducción: Mora Olmedo. Artículo original)

[1] El original en inglés utiliza el término “inclusiva”, aunque la versión en español del texto citado dice “participativa” [NT]

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