Un años más en el mes de María Santísima y en pleno tiempo de Pascua de Resurrección: la burla a Jesús que se repite y se ha convertido ya en un tremendo bucle cronificado en nuestras comunidades parroquiales: las “primeras” comuniones. Todo un signo representativo de la falsedad que se vive internamente en nuestra Iglesia Católica cuya jerarquía avala, en su mayoría, este infame abuso del sacramento para convertirlo en mera fiesta pagana sin apenas fondo religioso.
¿Exagero en el párrafo introductorio?; sencillamente abramos los ojos (de la cara y del alma) y contemplemos con estupor el esperpento instalado y repetido que confirma, por un lado, la falta de FE en Jesús Sacramentado, y, por otro, la debilidad vergonzante de una jerarquía incapaz de poner coto a esta imponente burla sacrílega. Abramos los ojos y veamos lo que sucede (salvo honrosas y escasísimas excepciones) en la praxis habitual que nos sonará muy cercana:
1) Preparación catequética de nivel ínfimo. Se alargan los plazos y se acortan cada vez más los contenidos religiosos. El niño está hasta tres cursos…..con la catequesis y el día de la primera comunión su conocimiento está repleto de pedagogía modernista (juegos, eventos, canciones…) sin tener idea de a QUIEN recibe y a QUE se compromete.
2) Perfil cada vez más extendido de “catequista de temporada”, o sea, que va a Misa los domingos mientras dure la catequesis y/o mientras sea catequista. Conozco muchas personas no practicantes que me dicen que fueron catequistas. Aparte también bastantes catequistas que viven en situaciones de pecado mortal (como parejas de novios conviviendo) y no obstante son catequistas sin sentido moral alguno.
3) Padres de niños: capítulo aparte. En su gran mayoría no son practicantes. Por tanto todo lo que reciban de bueno en la parroquia se pondrá en duda, o abiertamente en broma, en la casa. Los niños se quedan siempre con lo que digan sus padres y no lo que le enseñen en la Iglesia. Imagen denigrante es ver a los padres en la puerta del templo: sueltan a sus niños con los catequistas sin entrar ellos en Misa y los recogen luego (todo un “testimonio”).
4) Misas de primera comunión con aberrantes abusos litúrgicos donde solo prima la diversión amena. No me refiero solo a las Misas donde reciben la comunión sino a las llamadas “misas de niños” a las que han asistido en todo el periodo catequético. Misas con faltas de respeto y unción al Misal y a las normas más elementales de la liturgia. Misas donde, a veces, los niños salen muy cercanos al cura (con su simpatía y originalidad) pero nada cercanos a Cristo.
5) Celebraciones de las “primeras” comuniones convertidas en inmensos dispendios y parafernalia más parecida a bodas civiles que a hechos religiosos. Regalos y más regalos (a veces es utópico encontrar un solo presente religioso).
6) Contundente falta de continuidad en la vida sacramental. Pasa una sola semana de la primera comunión y apenas siguen los niños viniendo a Misa, si acaso uno o dos de cada cien (y casi me quedo corto en la apreciación). Este punto es la mayor demostración de la falta de autenticidad, calidad y coherencia de lo descrito en este artículo. De hecho ya en el mismo lenguaje popular no se dice “primera comunión” sino “LA comunión” (porque no hay la más mínima intención de seguir).
7) Unido al punto anterior: la impresionante apatía de la jerarquía en este tema. Pasan los años, las décadas….y ¿donde encontramos una sola carta de denuncia al respecto firmada por un obispo o un departamento de la conferencia episcopal?; nada de nada.
8) Por supuesto señalar el horror que supone celebrar Misas “solemnes” de primera comunión donde el sacerdote omite recordar a los asistentes (en su mayoría no practicantes que ni saben responder a las oraciones de la Misa) que deben estar en Gracia de Dios para comulgar. Se observa con espanto el espectáculo sacrílego a nivel colectivo de tantos y tantos que se ponen en la fila de comunión como simple gesto de unión fraterna con los niños y/o incluso solo por salir en fotos o películas.
A partir de aquí se formulan preguntas fuertes a la conciencia de:
A) OBISPOS: ¿Hasta cuando van a estar pasivos ante esta barbaridad que ya es un bucle cronificado en la mayoría de las comunidades parroquiales?
B) PADRES: ¿Porqué lleváis a vuestros hijos a hacer la primera comunión si no tenéis la más básica intención de seguir llevándolos a la Iglesia? ¿Y porqué los lleváis a catequesis si vosotros no sois practicantes?
C) CATEQUISTAS: ¿Os dais cuenta que solo vais a transmitir la FE en la medida que la viváis sacramentalmente y con actitud de perseverancia?
E) SACERDOTES: ¿Nos damos cuenta de que este bucle deja una apariencia de vitalidad en nuestras parroquias pero en realidad no es más que una rueda que gira sobre si misma sin avanzar?
Obispos, sacerdotes, catequistas, padres…..URGE una profunda reflexión que nos lleve al examen de conciencia y enmienda a la totalidad. Por los frutos se conoce al árbol y NO por el brillo de sus hojas cuando les da el sol. A buen entendedor…