¿Es este el modus operandi del pontificado para la introducción de controvertidas innovaciones pastorales?

Publicado por Edward Pentin el viernes 26 de febrero, 2016

Afirmar la doctrina, encontrar excepciones, una llamada a la conciencia

¿Es este el modus operandi del pontificado para la introducción de controvertidas innovaciones pastorales?

La controversia sobre el caso excepcional de la administración de anticonceptivos a las hermanas religiosas en grave riesgo de violación en la guerra civil del Congo en los años 1960 apunta a un patrón en este pontificado, introducir enfoques pastorales nuevos o excepcionales que dan primacía a la conciencia, mientras que al mismo tiempo se pretende afirmar doctrina de la Iglesia.

Es un enfoque que podría ser utilizado para promover nuevas prácticas pastorales en la muy esperada exhortación apostólica post-sinodal del Santo Padre, que se espera antes de Pascua.

En el avión de regreso de México la semana pasada, el papa Francisco subrayó que el aborto es «un crimen, un mal absoluto», pero pasó a explicar que el «mal menor» -evitar el embarazo- «no es un mal absoluto».

Luego procedió a hacer referencia a cómo «Pablo VI – ¡el grande! – en una situación difícil, en África, permitió a las monjas que usaran anticonceptivos para los casos de violación”.

Tenía en mente tres teólogos morales respetados que ponen sus puntos de vista en un artículo de 1961 en la revista  del Opus Dei «Studi Cattolici» que estaban todos, en mayor o menor grado, a favor de la administración de anticonceptivos a las hermanas religiosas en grave riesgo de violación en un Congo desgarrado por la guerra.

En declaraciones a la edición italiana de Radio Vaticano dos días más tarde, el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, también reiteró la firme condena del aborto del Papa. A continuación, afirmó que, en relación con la referencia del Papa a la anticoncepción, el asunto puede dejarse en manos de «discernimiento de conciencia» en los casos de «especial urgencia y gravedad».

Dijo que el ejemplo de Pablo VI de dar «autorización de uso de la píldora» para las hermanas religiosas «que se encontraban en el más grave riesgo continuo de violación por parte de los rebeldes en el Congo», dejó claro que no era «ninguna situación normal en la que esto fue tomado en consideración».

Aparte de los problemas morales planteados por presentar el caso en este contexto, no hay registro de que Pablo VI haya permitido esta excepción, planteada por primera vez durante el pontificado de san Juan XXIII. Ni se menciona en la Humanae Vitae, lo que indica que Pablo VI consideró el caso incompatible con la encíclica de 1968.

Y a pesar de que el caso del Congo pasó por el Santo Oficio (ahora la Congregación para la Doctrina de la Fe), no parece haber ningún documento magisterial posterior que confirme la legitimidad de tal excepción. El Vaticano no respondió a una consulta del The Register  al preguntársele si existe un documento magisterial afirmando la excepción del Congo en esa época.

Haciendo las preguntas relacionadas con el carácter oficial del caso, el enfoque que el Papa y el padre Lombardi tomaron sobre el tema, apunta a un patrón flotante de innovaciones pastorales controvertidas, que los críticos dicen están en conflicto con las enseñanzas de la Iglesia, al subrayar con firmeza un elemento de la doctrina y luego presentar casos excepcionales que ponen de manifiesto la primacía de la conciencia.

En este último caso, el mal del aborto se destacó en primer lugar, a continuación, seguido por el «mal menor» de evitar el embarazo que el padre Lombardi más tarde confirma involucra el uso de anticonceptivos, antes de decir que debería dejarse en manos del «discernimiento de conciencia» en los casos de «especial urgencia y gravedad».

Otros ejemplos de este enfoque incluyen los comentarios del Papa a los luteranos en Roma el año pasado. El Papa hizo hincapié en que hay «una sola fe, un solo bautismo, un solo Señor», antes de decirle a una mujer luterana casada con un católico que la intercomunión «es un problema al que cada persona debe responder» y que ella debe «hablar con el Señor e ir adelante».

Un patrón similar se observó en el informe final del Sínodo sobre la Familia del año pasado: se reiteró la firme enseñanza del papa Juan Pablo II de negar la Sagrada Comunión a divorciados vueltos a casar (aunque se omitieron algunos pasajes cruciales), antes de hacer especial hincapié en la importancia del «fuero interno» – en otras palabras, la formación de la conciencia con un sacerdote- para llegar a un «juicio correcto sobre lo que dificulta la posibilidad de una participación más plena en la vida de la Iglesia». Algunos críticos, más notablemente el cardenal Raymond Burke, dijeron que los párrafos relevantes carecían de claridad. Otros, entre ellos el cardenal Walter Kasper, comentó que el documento «abrió la puerta» a la Comunión para los divorciados y vueltos a casar.

Una popular abstención entre los organizadores del Sínodo, fue destacar la importancia de la doctrina y afirmar que no va a ser cambiada, pero también fue hacer un énfasis en la conciencia, que se convirtió en el tema más polémico en el borrador del documento final de la reunión. El arzobispo Blaise Cupich de Chicago fue uno de los más destacados padres sinodales en hacer hincapié en la primacía de la conciencia de los divorciados vueltos a casar  y de los homosexuales durante el sínodo. Esto a pesar de que los Papas anteriores han argumentado que la conciencia no debe ser la única, ni siquiera la más importante categoría de la doctrina moral.

Al hablar con los reporteros en el camino de regreso de México, el Papa bien podría simplemente haber malinterpretado el contexto del caso Congo y por error aplicarlo al caso del virus Zika donde realmente no encajaba.

Pero también parece por referencias anteriores al caso Congo durante las últimas décadas, que también se ha utilizado por aquellos que se oponen a la doctrina de la Humanae Vitae.

Al escribir en la desaparecida Trentagiorni en 1993, Gianni Valente, su ex editor y ahora uno de los asesores de medios de comunicación más cercanos del papa Francisco, dijo que el caso Congo se había convertido en uno de «los argumentos de batalla de aquellos que abogan por el abandono de la posición católica tradicional» tal como figura en la Humanae Vitae. El pasaje es citado en el libro de Andrea Tornielli de 2014: Pablo VI: El Papa de Francisco.

«Los argumentos utilizados en el caso extremo se extendieron de inmediato a otras situaciones», agregó Valente, «y, en cada caso, se inició el ataque contra el principio fundamental de la negatividad intrínseca de la práctica anticonceptiva».

El Papa puede o no haber sido consciente de esto en su intento de encontrar lo que él ve como una solución pastoral compasiva. Pero cualquiera que sea la historia de fondo al presentar el caso, su presentación se está convirtiendo en algo familiar: afirmar la doctrina, a continuación, resaltar casos extraordinarios o excepciones a la regla, y en lo posible, un llamamiento a la primacía de la conciencia.

[Traducción de Rocío Salas. Artículo original]

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