Después del discurso ecológico del papa Francisco ante el presidente Obama, me pediste que comentara estos temas:
– ¿Qué piensan los fieles católicos del papa Francisco?
– ¿Cómo hemos llegado a este punto en la crisis actual de la Iglesia Católica?
– ¿Por qué permite Dios que suceda esto? (Esto último no me lo pediste expresamente, pero me gustaría explicar por qué permite Dios lo que está pasando, ya que la pregunta se deriva de los dos puntos anteriores)
Sobre las críticas al Papa
Para un católico nunca es agradable hablar de la desnudez de su padre (ver Génesis 9:21). Como hicieron los hijos de Noé, cualquier fiel católico prefiere cubrir en silencio las vergüenzas de su padre. Sin embargo, cuando un padre (en este caso el Santo Padre) se emborracha y se luce bochornosamente desnudo ante el mundo entero, y luego presenta sus acciones como si se ajustaran a la sana moral, se hace necesario para sus hijos, así como para el bien de sus almas, hablar con caridad contra lo que ha hecho el padre y demostrar que sus acciones están moralmente mal.
A modo de los santos que reprendieron públicamente a papas anteriores por sus acciones pecaminosas, creo que es necesario hablar respetuosamente contra lo que hace el Papa actual.
Descargo de responsabilidad
Haciendo descargo de responsabilidad, lo que voy a decir no supone en modo alguno que crea que el Papa Francisco no es un pontífice válidamente electo. Ni debe deducirse que no crea que toda alma debe estar en comunión con el Santo Padre, por el bien de su salvación. De hecho, por ser un dogma infalible de la Iglesia Católica, creo que es necesario que toda alma se someta al Romano Pontífice para salvarse.
Por último, no quiero que parezca que creo que el Papa no merece el mayor respeto por el cargo que ocupa. Como padre espiritual de los cristianos y sucesor terrenal de San Pedro, merece el máximo respeto por su cargo, de la misma manera que Obama merece respeto por su cargo (aunque desde luego no por ser tan malo).
¿Qué piensan los fieles católicos del papa Francisco?
Por supuesto que, siendo un mero seglar, no tengo autoridad para hablar en nombre de otros católicos. Sin embargo, como estoy bien informado en cuanto a noticias y blogs católicos, puedo decir que los que se toman en serio la fe están en general muy preocupados con el pontificado actual.
Algunos están inquietos pero procuran ver las acciones del papa con un sesgo positivo. Otros están preocupados pero piensan que debe de haber un error en la traducción de sus palabras o que las escogió mal en un discurso improvisado. Esos católicos no se han planteado que un Papa pueda ser un verdadero hereje o hacer daño a la Iglesia.
Otros están muy preocupados y hablan públicamente contra lo que hace el Santo Padre. Yo soy de estos últimos, y soy muy crítico con relación a ciertos aspectos de su pontificado. Por tanto, mis comentarios se darán desde esta perspectiva, es decir: que es moralmente cierto que el Santo Padre está haciendo daño a las almas y se le debe contradecir públicamente, e incluso resistir cuando pida a los católicos que hagan algo contrario a la fe, aunque se le deba obedecer cuando pida algo conforme a la fe (por ejemplo: si me pide que rece por los niños desnutridos de África, obedeceré, pero si me pide que niegue que la Virgen María está libre de toda mancha del pecado original, me resistiré).
Aunque resulte chocante, creo que el Papa actual es quizás el peor en la historia de la Iglesia. Por supuesto que no es como algunos pontífices de la Edad Media que tenían tendencias sexuales aberrantes y hasta eran sanguinarios. Aunque el Papa actual parece bueno en esos aspectos, sus enseñanzas y su comportamiento con el clero indisciplinado dejan mucho que desear.
En cuanto al primer aspecto, no se ve que este pontífice tenga una buena formación teológica, cosa que reconoció incluso el P. Lombardi, actual vocero del Santo Padre. Por tanto, sus homilías y escritos no tienen mucha base teológica y en algunos casos parecen contener herejías materiales.
En este sentido, el Sumo Pontifice actual nos recuerda a Juan XXII, que en sus homilías enseñaba herejías sobre la visión beatífica (afortunadamente, lo amonestaron varios teólogos y se retractó antes de morir). No sólo sus homilías y escritos dejan mucho que desear, sino que a veces se concentra en cuestiones de muy poca monta y descuida asuntos de mayor peso teológico. Por ejemplo, habla mucho de cuidar el planeta pero casi nunca de la necesidad de arrepentirse de los pecados y creer en Jesucristo, ni contra el aborto, la sodomía, la anticoncepción, etc.
El papa Félix III dijo en una ocasión: «No oponerse al error es aprobarlo, y no defender la verdad es acallarla.» Este parece ser hasta el momento uno de los mayores problemas de este pontificado. Además, el actual Santo Padre no sólo no disciplina a los obispos y sacerdotes gravemente descarriados, sino que incluso confiere a algunos de ellos posiciones clave en la Iglesia. Hay quien dice que sus asesores no le informan de la naturaleza de esos obispos y sacerdotes, pero en otros casos hay certeza moral de que está al tanto.
A estas alturas, concuerdo con los santos y teólogos que han estudiado el asunto de los papas, en que al Papa Francisco deberían amonestarlo los cardenales, o un concilio ecuménico imperfecto, por herejía, y en caso de persistir en la herejía declararlo depuesto por Dios. Acto seguido, deberían elegir un nuevo pontífice. Sin embargo, por varias razones, es probable que eso no llegue a suceder, lo cual quiere decir que tenemos Francisco para rato.
No me cabe duda de que cuando la Iglesia se recupere y elija a un buen Papa, si Francisco sigue al paso que va será anatemizado, sus actos anulados y un pontífice futuro lo declarará hereje (como le ocurrió a Honorio I por no sofocar la herejía monotelita, de modo que hay precedentes). Ello no afectaría la doctrina de la infalibilidad papal, dado que esta sólo afecta las enseñanzas del Papa en materia de fe y moral que son particularmente vinculantes para la Iglesia universal y cumplen claramente la definición de infalibilidad.
Hasta ahora, Francisco no ha hecho nada que vulnere la infalibilidad papal, pero ha dicho cosas que parecen herejías materiales. Si amonestándolo las autoridades mencionadas persistiera en la herejía, sería depuesto automáticamente por Dios y dichas autoridades tendrían el deber de declararlo depuesto y elegir un nuevo vicario de Cristo.
¿Cómo llegamos a este punto en la crisis actual de la Iglesia?
Como cualquier otra crisis, la crisis actual de la Iglesia Católica presenta muchas facetas:
1. Sabemos por Pío X que los modernistas (herejes de principios del siglo XX que negaban los dogmas pero mantenían un lenguaje ortodoxo para no ser fácilmente identificados como herejes) se infiltraron en el clero. Era casi imposible detectarlos porque se expresaban como los sacerdotes ortodoxos y mintieron deliberadamente al hacer el juramento antimodernista (por ejemplo, decían que creían en el dogma de la resurrección de Cristo pero por esas palabras entendían algo muy diferente de lo que siempre entendimos los católicos por la resurrección de Cristo). Por tanto, desde principios del siglo XX hemos tenido herejes entre el clero.
Con el tiempo, aquellos herejes fueron elevados a posiciones de importancia dentro de la Iglesia y, al igual que otros, lograron sabotear los documentos del Concilio Vaticano II (que se celebró entre 1962 y 1965), introduciendo en los textos un lenguaje ambiguo que lo mismo se podían interpretar en sentido ortodoxo que herético.
Una vez terminado el Concilio, empezaron a ponerse en práctica las reformas conciliares según una interpretación herética de los documentos, en vez de ajustarse a la fe católica tradicional. Con ello echaron a perder la liturgia, acabaron con las vocaciones sacerdotales, eliminaron todo lo que hubiera de inequívocamente católico en la Iglesia o pudiera ofender a quienes no fueran católicos y boicotearon a todo el que mantuviera la ortodoxia.
2. Sabemos que en el siglo XIX los masones escribieron un documento llamado Alta venta en el que exponían un plan para infiltrarse entre los altos cargos de la Iglesia a fin de transformarla radicalmente desde dentro. Hay abundantes pruebas de ello, con cardenales identificados como masones, y posiblemente algunos papas modernos.
3. También sabemos que durante parte del siglo XX hubo homosexuales que fueron colocados adrede en posiciones clave, como a cargo de seminarios, para rechazar todo candidato ortodoxo a la ordenación y seleccionar a hombres sexualmente desviados (de ahí los escándalos de pedofilia en la Iglesia).
4. Tras el Concilio Vaticano II, la catequesis cayó en picada y buena parte de los católicos no ha recibido suficiente formación en la fe, o se los ha instruido directamente en la herejía.
5. La liturgia fue protestantizada (y afeminada) deliberadamente por el arzobispo Bugnini y su Consilium (grupo de peritos en liturgia y teología), a quienes se puso a cargo de la reforma de la Liturgia Romana después del Concilio. Bugnini eliminó intencionalmente todo lo que pudiera indicar que la Misa es el sacrificio de Cristo y todo lo que dé a entender que Cristo está literalmente presente en las especies eucarísticas (es decir, la transustanciación).
Afirmó sin rodeos que quería que la liturgia fuera lo más aceptable posible para los protestantes. Por el precepto de que la ley de la oración es la ley de la fe (lex orandi, lex credendi), sabemos que esas innovaciones en la liturgia contribuyeron a que muchos abandonaran la fe católica y crean en una forma más protestante del cristianismo.
La reforma de la liturgia también intentó desacralizar la Misa, lo cual llevó a muchos católicos a dejar de verla como algo sagrado y a entenderla como algo común y corriente. En consecuencia, muchos perdieron interés en ella y por consiguiente en el catolicismo (al fin y al cabo, si la liturgia es tan vulgar como mi oración personal, ¿por qué ir a Misa?). Esto ha hecho que en la Iglesia muchos se identifiquen como católicos cuando en realidad tienen un corazón protestante, o son sólo católicos de nombre.
6. La Iglesia posconciliar comenzó, e hizo mal con ello, a evitar todo mensaje que pudiera ofender al mundo, para entablar “diálogo” con él. Esto comprometió los fundamentos de la fe católica dando lugar a un mensaje neutro que no exhorta a nadie al arrepentimiento. De ahí que Francisco no dijera nada del aborto ni de la sodomía al presidente Obama.
7. En 1968, Pablo VI publicó su encíclica Humanae vitae, que condenaba explícitamente los métodos anticonceptivos artificiales y demostró ser una enseñanza definitiva del magisterio ordinario y universal de la Iglesia (o sea, que no se puede contradecir ni abrogar con posterioridad y es necesario creer en ella para salvarse).
Los teólogos y obispos liberales se burlaron de ella y decían que se podía disentir de dicha enseñanza sin dejar de ser un buen católico. Muchos “católicos” ya practicaban la anticoncepción artificial y prefirieron creer en los obispos y teólogos disidentes que les halagaban en vez de al Papa, que les decía que era pecado grave. Como dije, esto llevó a la mayoría de los católicos a pensar que se puede discrepar de la doctrina inmutable de la Iglesia y de lo que dice el Papa y seguir siendo buen católico.
8. Un falso sentido de “misericordia” comenzó a promoverse dentro de la Iglesia desde el discurso inaugural de Juan XXIII en el Concilio. El clero comenzó a ver la “misericordia” como algo contrario a la exhortación o incluso la excomunión, y eso condujo a una idea distorsionada del amor y la misericordia y a que no se corrigiera a los herejes.
9. Se introdujo en la Iglesia posconciliar una dicotomía entre doctrina y práctica según la cual es aceptable enseñar una cosa mientras se hace otra que contradiga totalmente la doctrina. Esto lo promueven sobre todo los secuaces del cardenal Walter Kasper, y el mes que viene en el Sínodo Ordinario de la Familia (yo lo llamo el sínodo contra la familia), esa dicotomía puede conducir a un grave cisma en la Iglesia.
10. Después del Concilio se extendió por la Iglesia un concepto falso del ecumenismo. Esa mentalidad prácticamente universalista llevó a que se descuidase la prédica de la conversión a Cristo y a su Iglesia Católica. Fue reemplazada por la predicación del interminable “diálogo” con otras creencias, y conduce esencialmente a la generalizada mentalidad de que “tó er mundo es güeno”. Todo está bien.
11. También se introdujo en la Iglesia posonciliar un falso sentido de la libertad religiosa que debilitó a todos los efectos el poder temporal del Papa y dio a entender a todo el mundo, católicos incluidos, que en nombre de la libertad religiosa se puede creer en todo.
12. Últimamente, la teología del herético desquiciado Teilhard de Chardin se ha vuelto popular en algunos sectores eclesiásticos. En esencia, enseñaba que todo, ya sean humanos, animales u objetos inanimados, evoluciona hacia el “Punto Omega”, que es Cristo. Esta filosofía es una forma de universalismo que lo ve todo en marcha hacia Dios y culminando en la redención universal. En parte, esta teología ha contaminado las enseñanzas del actual pontífice (se puede encontrar, por ejemplo, en la reciente encíclica Laudato si) y resulta en lo que yo llamo «el evangelio verde«, el mensaje predicado actualmente por Francisco. La idea de que al final todo será redimido conduce a descuidar el verdadero Evangelio de arrepentimiento y fe, y a promover cuestiones ecológicas temporales a las que el actual Pontífice ha concedido la máxima prioridad.
13. Por la visión que tuvo León XIII, de feliz memoria, después de una Misa, sabemos que Satanás recibió autorización de Dios para causar estragos en la Iglesia Católica durante cien años. Hoy vemos las consecuencias de aquello.
14. También sabemos por la hermana Lucía de Fátima que Satanás decidió atacar específicamente a las almas consagradas (los sacerdotes y los religiosos) para perder a las almas que estén a su cuidado. Actualmente somos testigos de ello.
15. Buena parte del clero tiene una formación teológica muy deficiente y sabe más de administración de empresas que de las Sagradas Escrituras y la Sagrada Tradición.
16. El clero ortodoxo tiene demasiado miedo de decir la verdad y corregir a su grey.
17. La mentalidad de Karl Rahner, de ruptura con todo lo anterior al Concilio (es decir, la idea que sostiene que con el Concilio ha nacido una nueva Iglesia, y que rechaza todo lo anterior) impregna muchos sectores eclesiásticos.
Todo esto, y más, allanó el camino para que alguien como Francisco fuera creado papa. Francisco es fruto de algunos de esos problemas, y parece que él mismo sostiene algunos de estos errores (específicamente los señalados en los puntos 5,6 y 8-11). Además, todo lo que está sucediendo fue vaticinado por profetas católicos de otros tiempos, por lo tanto no es novedad para un católico versado en teología.
Por estas razones, la Ciudad de Dios (la Iglesia Católica) está desolada y parece una viuda que fue princesa entre las provincias (Lamentaciones 1,1). Por esas mismas razones, «todas sus puertas están desoladas, gimen sus sacerdotes, sus vírgenes están afligidas, y ella misma está amargada» y «sus adversarios se han convertido en sus amos» (Lamentaciones 1,4-5). Como los católicos han pecado gravemente, las naciones paganas entraron en su santuario (Lamentaciones 1,10), sus adversarios entraron por sus puertas (Lamentaciones 4,12) y «de la hija de Sion se ha ido todo el esplendor.» (Lamentaciones 1,6).
¿Por qué permite Dios que esto suceda?
Hay una enseñanza de la Iglesia Católica que se remonta a las Sagradas Escrituras y destaca en las obras de San Agustín: que la Iglesia Católica revive la vida de Cristo (o sea: que lo que se le hace a la cabeza también se le hace al cuerpo). Antes de transmitir el gozo de la resurrección del Señor, la Iglesia debe compartir los sufrimientos de Él, especialmente su crucifixión.
Así como Cristo fue traicionado por Judas, que era apóstol, también la Iglesia es traicionada hoy por un sucesor de los apóstoles (Francisco con otros obispos como él). A Nuestro Señor se le humilló y escupió, y de igual manera la Iglesia Católica está siendo humillada públicamente por tener un papa negligente y obispos y sacerdotes chuecos. Del mismo modo que el Señor fue rechazado por el Pueblo de la Alianza, la Iglesia Católica está siendo rechazada por muchos del Pueblo de la Nueva Alianza (los católicos nominales y liberales). Al Señor se lo flageló y crucificó por orden las autoridades judías y romanas, y de igual manera la Iglesia Católica está experimentando esta larga y dolorosa ruina por parte de hombres crueles de dentro y fuera de ella.
Sin embargo, así como la Iglesia comparte los padecimientos de Cristo, también compartirá su resurrección y glorificación. Cuando la Iglesia resucite de la aparente muerte que atraviesa hoy día, todas las naciones sabrán que está divinamente instituida por Dios.
Se podría decir mucho más, pero espero que lo dicho baste para responder lo que piensan los fieles católicos del papa Francisco, cómo llegamos a este punto en la crisis actual de la Iglesia Católica y por qué permite Dios que esto suceda.
Magister Athanasius
[Traducido por Marilina Manteiga]