La Santa Misa no se trata de nosotros sino de Dios. Esta verdad se reconoce en las oraciones de la Misa Tradicional. Pero la Misa Nueva se enfoca principalmente en el hombre y en la comunidad y permite entrar muchas profanaciones dentro del Templo de Dios. Inevitablemente, esto resulta en la pérdida de la Fe y que ya no se aprecie lo que es más sagrado. Principalmente, la Misa es la acción de Cristo mismo; es su sacrificio – que ofrece una gloria perfecta a la Santísima Trinidad de [1] adoración, [2] acción de gracias, [3] petición y [4] reparación perfecta. Hoy aclaramos dos falsedades en la carta escrito por Francisco a los obispos. Tenemos que darnos cuenta de que tan grave es la situación: al mandar que se elimine la Misa Tradicional, Francisco básicamente esta diciendo que debemos dar más importancia al hombre que a Dios, y que efectivamente todo el mundo debe olvidarse de Dios.