María y la modestia en los modales y el vestir

Seguimos con el magnífico libro del P. Ildefonso Rodríguez Villar “Meditaciones sobre la Santísima Virgen” reflexionando esta vez sobre la modestia.

La modestia es la virtud que modera todos nuestros actos externos, dándoles la debida compostura y decoro. La modestia exterior sólo puede proceder de la interior. Es cierto que también se puede fingir durante algún tiempo con una actitud hipócrita, pero sino procede del interior pronto quedará en evidencia.

Una vez más un ejemplo excelente de modestia es la Santísima Virgen. A imitación suya, debemos evitar las palabras duras sobre otras personas, la murmuración sobre otros…La Virgen tampoco empleó nunca la ironía hiriente ni el sarcasmo, que a veces son más dolorosos que el insulto directo, sobretodo si son en público. María jamás fue áspera con nadie ni hizo burla de ninguna persona; tampoco hizo coro a las burlas de otros sobre terceros. No hablaba mal de nadie.

Describió San Ambrosio a la Virgen con estas bellas palabras: ¨ Nada de sombrío ni de duro en su mirada. Ni el menor atisbo de orgullo en su gesto, ni en su forma de caminar o de moverse¨

Todo en Ella era humilde afable, tranquilo. Fue dulce con todos, probablemente hasta en el tono de la voz. Huía de las discusiones o polémicas, no entraba en peleas ni aunque tuviera razón. Pese a que por ciencia infusa tenía grandes conocimientos sobre muchos temas nunca quiso lucirse mostrando su sabiduría. Siempre fue humilde.

Ya sabemos que es muy difícil para nosotros alcanzar ese ideal, pero debemos imitar ese comportamiento hasta donde podamos. El Espíritu Santo nos ayudará, haremos feliz a Dios Nuestro Señor y a la Virgen y ganaremos un tesoro para nosotros en el Cielo.

La Virgen era muy bella y tenía una complexión corporal armónica y perfecta pero nunca le interesó vestir lujosamente. Por supuesto la elegancia natural y sobria, así como el aseo y la pulcritud son muy agradables a Dios. Pero el lujo y la vanidad de la ropa, tanto en mujeres como en hombres, le desagradan profundamente. (San Alfonso María de Ligorio llega a decir que una mujer fastuosamente vestida es cueva de todos los demonios)

La modestia en nuestros modales es también importante. Modestia en el tono de la voz, en nuestra risa. Modestia al caminar, en la postura de sentarse, modestia en la mirada sin buscar a su vez que otros nos miren. No sólo en público sino en privado porque Dios siempre nos ve y la modestia es una de las virtudes que más le agradan.

Rafael María Molina Sánchez

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