MASONERÍA: con las miras puestas en Notre Dame y en Camerún

curre en el año 2019 en Camerún: aquí la política y los negocios son gestionados por la masonería. De un modo oculto. Esto es lo que se ha denunciado en un llamamiento público, firmado por la Conferencia Episcopal local y, in primis, por su presidente, Mons. Abraham Kome Bouallo. Llamamiento en el cual expresamente se solicita cerrar la masonería, a los Rosacruces y la brujería. «En este momento, en algunas parroquias de nuestra Diócesis, en sus consejos parroquiales y también en algunos organismos diocesanos, encontramos cada vez más presentes– y en cargos de creciente responsabilidad – a personas pertenecientes a la masonería, a los Rosacruces o dedicadas a la brujería. Semejante situación exige una explicación», escriben los Obispos en su carta pastoral, en la cual explican que quieren no solo «recordar las líneas fundamentales del Magisterio» con respecto a dichos grupos más o menos ocultos, sino también «dar directrices pastorales precisas, a fin de esclarecer y sustentar la fe en Jesucristo muerto y resucitado». Cabe señalar que tan solo el último 5 de julio, en una carta impresa en papel membrete, la Gran Logia Unida del Camerún envió al Primer Ministro la propuesta de nombrar a uno de sus afiliados, Désiré Mama Ndjikam, en el cargo de coordinador de la Unidad Operativa de Gestión del importante proyecto «Lago Monoun». Hoy, en su activo, Ndjikam ya tiene relevantes cargos como jefe de los proyectos ante el Conaroute-Consejo Nacional de la Carretera y como coordinador del Secretariado técnico de los centros de referencia de dicho organismo. Se deducen de ahí con claridad las razones de la preocupación expresada por los Obispos sobre las intenciones siempre más pretenciosas de la Logia de Camerún.

Frente a todo esto, los Obispos camerunenses recuerdan que «la religión cristiana no es una invención nuestra, sino una religión revelada por el mismo Dios a Moisés y llevada a pleno cumplimiento por Jesucristo. Nuestra fe descansa sobre un conjunto de verdades reveladas por Nuestro Señor. Estas verdades se llaman dogmas. Ningún católico puede cuestionarlas sin renegar de la propia fe: se trata de los dogmas de la Santísima Trinidad, de la Encarnación, de la Resurrección, de la Ascensión, de la Inmaculada Concepción y de la Asunción de la Virgen María». Los prelados recuerdan también que la adhesión de los católicos a los Rosacruces y a otros grupos, cuya Doctrina sea contraria a la verdad evangélica sobre la cual se apoya el Magisterio universal de la Iglesia, está severamente prohibida. Y esto en cuanto, explican los Obispos, los Rosacruces no consideran a Dios como Persona, sino como una suerte de energía espiritual, fuente última de todas las vibraciones materiales y no materiales, cayendo así en una suerte de panteísmo declarado. La Carta Pastoral recomienda, por lo tanto, intensificar la enseñanza sólida y desprovista de ambigüedad de la Doctrina Católica, ya que la ignorancia sigue siendo uno de los factores determinantes de la adhesión a las sectas y a las agrupaciones gnósticas. De ahí el llamamiento dirigido a los fieles católicos a reafirmar de modo perenne e incesante la propia fe en Jesucristo muerto y resucitado. Un llamamiento claro, sin concesiones, sin compromisos, pero también como pocos iguales se ven en el Episcopado europeo durante demasiado tiempo en silencio sobre estos importantísimos temas, aunque la crónica sugiera una conducta muy diferente.

Es reciente, por ejemplo, la entrevista concedida el último 17 de junio al cotidiano L’Opinion por Jean-Philippe Hubsch, Gran Maestro del Gran Oriente de Francia, la principal obediencia masónica más allá de los Alpes, entrevista en la cual propone -¡nada menos!- que transformar la Catedral de Notre Dame de París de lugar de culto en un lugar cultural público. Es por esto que los masones franceses se precipitaron para comenzar a recoger fondos, destinados a la reconstrucción del edificio en una suerte -como declararon- de «gesto de solidaridad republicano» lejos de ser desinteresado. La propuesta ya fue rechazada por la Oficina Diocesana de Comunicaciones y también el Arzobispo de París, Mons. Michel Aupeti, intervino repetidas veces para confirmar la finalidad principal de culto intrínseca a Notre Dame. El último 15 de junio, a lo largo de la homilía de la Misa celebrada en la Catedral después del incendio, el Prelado declaró: «Separar cultura y culto puede ser fruto de la ignorancia o de la ideología. Lo digo con fuerza: una cultura sin culto se convierte en una incultura. No hay más que ver la ignorancia religiosa abismal de nuestros contemporáneos, en razón de la exclusión de la noción divina y del mismo nombre de Dios en la esfera pública, invocando un laicismo que excluye toda dimensión espiritual visible. Como en todos los edificios, la Catedral tiene una piedra angular, que sustenta el conjunto de la construcción. Esta piedra angular es Cristo». Sin embargo, todo esto no es suficiente para debilitar las presiones de los numerosos e influyentes masones. ¿Alguien ha escuchado algo de tales acontecimientos en los grandes medios? ¿Alguien se ha manifestado públicamente en apoyo de la Iglesia en Francia y en Camerún? ¿Alguien ha difundido la noticia acerca de los objetivos de la masonería respecto a Notre Dame? Ahí está, no es necesario agregar nada más…

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