El Sacerdote, elemento decorativo

«Levantad todos conmigo la mano derecha al frente y decid, la Bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros. Amén. Podemos ir en paz”, así finalizaba el Sacerdote la Misa, aunque pudiera parecer un acto político. Si Vds. piensan que la gente estaba asombrada, escandalizada u horrorizada están muy equivocados, creo que salvo yo, las demás personas, sin excepción, obedecieron a las indicaciones que les estaban dando desde el Altar. Esto es uno de los tantos ejemplos de las partes de la Misa que a día de hoy, compartimos, el “pueblo” y el “celebrante”, en unión fraterna. Sino era suficiente con toda la debacle que trajo el Novus Ordo por sí mismo, añadimos más, innovaciones a go go.

Celebraciones luteranas, no es necesario el Sacerdote, con esta frase de arriba les resumo todo, el pueblo bendiciendo y el cura, uno más, recibiendo la bendición en lugar de impartirla él. Por favor, que nadie diga que esto no pasa en nuestras Iglesias, esto sucede en el 90% de las “celebraciones” (nunca mejor dicho) actuales. Un amigo mío, hace un mes, al salir de la Santa Misa dominical, fue a otra iglesia a preguntarle al Sacerdote si había cumplido con el precepto, aterrado ante lo que acaba de vivir. ¿Tenemos que sufrir este martirio por ser fieles a Nuestro Señor y querer cumplir con los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia? Escuchen, a Jesús, lo están latigando delante de nuestras narices y mucha gente permanece impasible. Además de mi amigo, ¿alguien más se cuestiona algo al salir del Templo? ¿Qué nos pasa a los Católicos, estamos fríos o simplemente estamos muertos espiritualmente?

Este es el pan nuestro de cada día, las oraciones propias del Sacerdote son compartidas por el pueblo de Dios, analfabetizado a conciencia, por unos inmisericordes que no se sabe a quién sirven, o sí. Resulta gracioso escuchar como algunos Presbíteros dicen, “Ahora, los que lo sepan, recen conmigo, Señor Jesucristo que dijiste a tus apóstoles: la paz os dejo, mi paz os doy…”, digo que resulta cómico, porque con el añadido de “el que lo sepa”, hacen creer que el que se queda callado ante la “asamblea”, es porque es un ignorante, o no está integrado en su comunidad parroquial.

¿Y qué les quiero decir hoy con esto? Que en breve, gracias a ellos mismos, no necesitaremos la figura del Sacerdote. Lo que nos están haciendo creer en estos momentos es que, en la Misa, es un mero elemento decorativo, necesario simplemente para la Consagración, no obstante, si dejan bastante Consagrado (como si habláramos de garbanzos) en el Sagrario, con una liturgia de la Palabra, es más que suficiente y ya no necesitamos al Cura. Abrimos el Sagrario como si fuera un self service y repartimos la Comunión entre los presentes, después, al finalizar, María Antonia y Luis Ángel, laicos implicados en destrozar la parroquia, ya se encargan de llevarla a los enfermos, que total da igual que se confiesen como que no, porque aunque se mueran en ese mismo momento, aquí todo el mundo va derecho al cielo, ni purgatorio ni infierno, directamente a la visión beatífica de Nuestro Señor.

Y así pasan los días, como dice la canción y hemos pasado una agradable tarde en la Iglesia sin D. Luis (nombre ficticio), que tiene mucho trabajo, no se sabe en qué o donde, pero está muy ocupado.

Observaba no hace mucho, como un feligrés le decía al Sacerdote, si por favor le podía ir a bendecir su nueva vivienda y esta fue la respuesta, “lo puede hacer Vd. mismo, es una función propia del laico, incluso, lo hemos publicado en la hoja parroquial, para que sepa hacerlo todo el mundo”.

¿Creen que me estoy inventado algo? No, queridos míos, saben de sobra que lo que aquí contamos no es que pase en una Iglesia apartada del mundo, sino que es el plato que nos sirven a diario, lentejas mal cocidas. Aquí lo único que hacemos, si cabe, es quedarnos cortos en honor a la caridad, créanme. Esta semana veía en la página web de una parroquia de mi Diócesis, el programa de una Novena y es que ahora, es necesario, hacer carteles ilustrativos y anunciarlas a bombo y platillo, ya que las novenas, son como un show y hay que promocionarlas para que tengan tirada. La propuesta de esta Iglesia, que en su día fue cuna de Condesas, es como una serie, por capítulos, cada día de la novena, una sorpresa, en este caso, atañe al predicador. Y es que el párroco, tan ingenioso, progre y moderno él, ha decidido que prediquen los mismos laicos, “iglesia Conciliar”, una señora cooperadora parroquial, otra implicada en la diócesis, Luisín, el “crak de las tertulias del café parroquial y por supuesto, el último día, el párroco, para que veamos que toda relación horizontal, finaliza en vertical, recordando quién es el amo y señor del Templo, el día grande, reservado para su excelencia. Y así es, queridos míos, nos encontramos ante el Dios Eolo, el mismo Párroco, porque  si Vds. y yo, estamos en Misa, vemos que sale Juanra a predicar y nos quedamos boquiabiertos y al terminar vamos a expresar nuestro malestar al Párroco, él, muy amablemente, nos recuerda, que la toma de decisiones parroquiales, le competen a su sagrada persona y que sino estamos contentos o satisfechos cambiemos de Iglesia y no le amarguemos el ambiente.

Esta situación es penosa. En concreto, yo escuché a alguno de estos conferenciantes en alguna ocasión, dando charlas informativas. Dado que su nivel de comunicación me resultó paupérrimo, en honor a nuestra libertad, lo que hago, es no acudir a tan penosas ponencias. El problema viene, como les decía hace un momento, si uno está en la Santa Misa y llega el momento predicación y sale alguno de estos individuos a “¿predicar?”, ¿qué haces, te quedas, te vas, cumples con el precepto si es domingo, o decides pecar y marcharte y que lo escuche su familia y el párroco?  ¿qué hacemos? ¿es necesario tener un director espiritual para discernir este momento cumbre de la película? No sé Vds. pero yo lo tengo claro, si el que se sube al ambón no es el Sacerdote, no hay porque quedarse ni un minuto más, tomaduras de pelo, las justas. Hasta el Presbítero más poco versado y con más pocas luces que podamos imaginarnos, está más capacitado para el sermón que el laico de turno por muchas licenciaturas que sume en su haber, suponiendo que haya algo más allá del título de enseñanza básica. Y es que algunos creen que de catequista a Sacerdote, sólo está la casulla.

Y si Vds. piensan que esto pasa en las periferias de las que nos habla el Papa Francisco, están muy equivocados, esto sucede en los templos más regios y céntricos de las ciudades, porque al clero progresista lo que le gusta copar son las iglesias tipo catedral, los templos cutres y modernos los dejan para otros, la “clase obrera eclesial”, prefiere el lujo y la pompa que tanto denuncia y es que si se puede predicar en un Templo barroco o románico, ¿por qué hacerlo sobre cemento u hormigón? Qué se lo digan al Padre Ángel, ¿verdad?

Y claro, dicen por ahí, los seminarios están vacíos, no hay vocaciones, ¿vocaciones a qué?

Nos encontramos con que el pueblo de Dios ha sido analfabetizado y traga con lo que le echen, quizás por comodidad, por imposibilidad de ir a otros sitios o quizás es que no tenemos otras alternativas…Todo puede ser. A los fieles el primer día, esto les parece poco normal y comentan un poco asombrados entre ellos, pero obviamente se desconocen los documentos oficiales. En la instrucción Redemptionis Sacramentum, se especifica claramente, “la homilía, por su importancia y naturaleza, dentro de la Misa está reservada al sacerdote o al diácono”. Cierto es que siguiendo este punto, como siempre, deja la puerta abierta a “necesidades especiales que lo requieran”, pero yo les pregunto, si hay un Párroco o un Sacerdote y este oficia la Santa Misa y no está impedido en el habla, ¿Cuál es esa necesidad especial? Obviamente, ninguna. Estos Pastores tan horizontales, ocultan toda esta información a sus ovejitas y les hacen creer que los tiempos han cambiado y que el Sacerdote, es uno más, como ellos…Repito, para lo que les conviene, para otros temas, son el Sheriff del pueblo.

“Es de notar que los apóstoles fueron enviados por Cristo para la predicación y que para ella recibieron una gracia proporcionada. «Id, pues, y enseñad a todas las gentes.» Los obispos son los sucesores de los apóstoles y junto con el Sumo Pontífice forman la Iglesia docente; ellos son los que envían los predicadores de la fe. Todo sacerdote, por tanto, que tiene cura de almas ejerce el ministerio de la predicación; para ello posee las gracias de estado, que no poseen los laicos elocuentes.” (Reginald Garrigou-Lagrange- La unión del Sacerdote con Cristo Sacerdote y Víctima)

En mi Diócesis, como supongo pasará en el resto, cada vez se quitan más funciones propias del Sacerdote y en su lugar las realiza o bien un diácono permanente o un laico sin más, que para muchos casos es lo mismo. No hace muchas semanas, uno de estos cargos tan destacados preparaba a los fieles para el Sacramento de la Confesión. Es decir, ya ni eso hace el Sacerdote. En breve, los Sacramentos, tomarán forma de Sacramentales como ya vienen haciendo y les permitirán a estos individuos ponernos la mano sobre la cabeza y decirnos, “tus pecados te son perdonados”. Y el problema, queridos míos, es que nos lo creeremos y ¿Qué sucederá? Que la Confesión no será válida, tomen nota, si uno se confiesa o no lo hace con un Sacerdote, no hay confesión. Parece una trivialidad este dato, pero no es raro que en un tiempo breve, se esté cuestionando, como se hace con todo. De hecho, esto ya sucede en las confesiones comunitarias.

Verán, hace poco, una amiga me invitaba a ir con ella a la Exposición del Santísimo, en concreto lo que me dijo es “Sonia, ven, es todo muy tradicional, como te gusta a ti, el Sacerdote es de los que hacen todo perfecto”. Mi sorpresa fue, nada más empezar, cuando empezaron a cantar los típicos cantos de comunidades carismáticas. No obstante, como estaba allí el Señor, decidí ser paciente y esperar a que empezase la parte tradicional. Acto seguido, salió una señora a leer una lectura y bueno, no sigo, porque yo ya me marché, le dije a mi amiga que aquello era demasiado tradicional, incluso para mi. No se rían, nos toman el pelo, pero esto no es lo peor…En el Sagrario y en la Custodia está el mismo Dios y no somos conscientes de ello, si así fuera, caeríamos ahí mismo de rodillas y con los ojos llenos de lágrimas pidiéndole perdón por toda esta inmundicia que nos rodea de la que nosotros, queramos o no, somos parte, por nuestro silencio o por nuestra participación, somos parte de la masa que escupe al Señor en su camino a la Cruz. Algunos piensan que somos catastrofistas al denunciar esto, pero en absoluto, somos realistas con la situación actual y está en nuestra mano luchar para cambiarla.

Párense a pensar un momento, ¿Quieren que les predique la Palabra de Dios un Seglar? ¿Desean recibir la Santa Comunión de manos de un laico? Si contestan afirmativamente, entonces pregúntense si Vds. son Católicos, pero, si sus respuestas son negativas, láncense a la batalla, no permitan esto en sus parroquias, ¿Qué hacer? Aquí no buscamos convencer a nadie de nada, sólo mostramos la realidad de lo que es y de lo que debería ser, pero. a cada uno en primera persona, le corresponde denunciar a su Obispos todas estas irregularidades, aunque tengamos la certeza absoluta de que ya lo saben, esto está claro, pero tenemos que dejar constancia de que no nos da igual toda esta debacle. Es necesario que hagamos lío, lo dijo el Papa y es de las pocas frases brillantes a las que debemos sacarle provecho, hagamos lío y del gordo, queremos Sacerdotes Santos que nos confirmen en la Fe y que estén a lo que tienen que estar, a su Ministerio y los laicos sólo queremos ser como Juan y María Magdalena, almas silenciosas y enamoradas a los pies de Jesús Sacramentado, sin necesidad de palabras, sin necesidad de lucimiento personal, besando los pies traspasados de Jesucristo.

Juravit Dominus et non poenitebit eum: Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech”

Sonia Vásquez

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