¿Vds. se imaginan a Teresita de Liseaux o a Dominguito Savio Comulgando en la mano?… Estoy segura que han respondido que ni de broma. Normal, sencillamente es impensable. Ni ellos ni ninguno de nuestros grandes Santos de la historia, hubieran osado hacerlo.
El otro día me encontraba en una Iglesia con un cartel tamaño póster en el cual se explicaba como Comulgar en la mano. Me recordó a las instrucciones de los juegos didácticos, en las que lees, vuelves a leer y no te enteras de nada. Me preguntaba por qué tanto esfuerzo, cuando no hay nada más sencillo que Comulgar en la boca, no hace falta instrucciones porque nunca se confunde uno. Hay Sacerdotes que dedican todo su esfuerzo y entrega a este apostolado y para ello, están dispuestos sacrificar la belleza de un Templo Gótico poniendo sobre sus columnas semejantes aberraciones. Este es el nivel actual de parte de nuestro Clero. Leía con agrado la noticia que nos traía mi compañero Germán Mazuelo, en la cual nos contaba que el Obispo de Oruro prohíbe la Comunión en la mano. Le deseo a Monseñor un gran futuro con esta iniciativa, es un ejemplo de un Buen Pastor.
Hemos hablado por activa y por pasiva de este tema, de cómo se debe recibir al Señor correctamente, “de rodillas y en la boca”, pero créanme, nuestros esfuerzos deben seguir encaminados a ello, hay una corriente modernista, me atrevería a decir que incluso terrorista, que tiene un claro interés en dinamitar el Sagrario, ¿Lo vamos a permitir? Jamás. No desfallezcamos en esta lucha, sigamos hasta el martirio, si es necesario. Nuestras palabras nunca serán suficientes para dar Gloria al que tanto nos Ama, ¿Cómo nos vamos a cansar de defender a Cristo que está presente en la Hostia? Me conmueve especialmente el Evangelio de la hemorroísa, “cum audisset de Iesu, venit in turba retro et tetigit vestimentum eius”, Jesús era oprimido por la muchedumbre y ella, ni se atrevió a tocarlo, se conformó con acariciar levemente su manto, no se permitió ni rozar al Señor con uno de sus dedos y nosotros, indignos siervos, no sólo nos atrevemos a cogerlo con nuestras manos como si se tratara de un objeto cualquiera, sino que además, ni siquiera somos conscientes de que delante de nosotros está el Rey de Reyes.
El otro día me encontré a unos amigos y me llamó la atención lo que me comentaron. La conversación versaba sobre un Sacerdote al que no conozco personalmente, pero he escuchado hablar de él, según lo que se comenta, por lo visto, “no está bien de la cabeza”, así se lo escuché también a parte del Clero. No tenía ni idea de cual era el mal que aquejaba su cerebro, pero mientras charlaba con este matrimonio, casualmente, lo descubrí. Este Presbítero NO permite que la gente Comulgue en la mano, ¡Ya ven! ¡Pecador público! Condenado hasta por sus propios compañeros. Me llamó la atención como estos señores me relataban escandalizados este hecho, cuando ellos mismos, hasta la fecha, siempre los he visto Comulgar en la boca y es gente que acude diariamente a la Santa Misa. Es para pasmarse, no podemos ser más fariseos. Nos vamos dejando contagiar por las corrientes luteranas y nos adaptamos a todo y así hemos llegado paulatinamente a estos sacrilegios que se cometen a diario delante de nuestros ojos y que en vez de pasmarnos, nos parecen hechos cotidianos, todo vale y todo está bien. Si Vds. no tienen claro de lo que les hablo, piensan que exagero o me invento algo, enciendan la televisión cualquier domingo y pongan la Santa Misa en el canal que más les guste, observen el momento de la Comunión y después, llamen al Obispo y pregúntenle porque se permite esa aberración pública y consentida, aunque es sabido de todos que nuestra Jerarquía está para otros temas más importantes, tales como representar a la Iglesia en algún evento futbolero o atendiendo a padrinos transexuales y demás variantes.
“Cuando se aproxime para Comulgar, coloque la mano derecha como trono de la izquierda, que va a recibir al Rey y Señor…Con todo cuidado cójalo con la mano derecha y llévelo a la boca”. Me quedé un rato leyendo el manual de instrucciones del Buen Comulgante, lo primero que hace uno, es mirar sus manos y aunque lo sepamos desde pequeños, el caos es tal que intentamos identificar cual es la derecha, cual es la izquierda y cual tiene que estar debajo o encima. Acto seguido intentas analizar lo del trono y en ese momento resulta imposible no esbozar una sonrisa. ¡Qué surrealista! No me extraña que el feligrés medio no se entere de nada, es un cachondeo. Como complicamos la vida, con lo sencillo que es abrir la boca y recibir al Rey y Señor como verdaderamente se merece, de las manos de sus Sagrados Ministros, sin rozarlo nada más que con nuestra lengua. El letrero remata con el siguiente punto, más pintoresco que los anteriores, “Lleve la Sagrada Forma a la boca delante del ministro de la Comunión. Si se da cuenta que un comulgante no llevó la Sagrada Forma a la boca, intente saber porqué, con caridad y discreción.”. Fíjense que importante el papel de los Laicos, acercarnos a dialogar con nuestros hermanos para saber por qué han decidido no llevar al Señor a la boca y así en vez de una acción de Gracias podemos hacer una tertulia con café y bollos. ¡Por favor! ¿Cómo se permite poner todas estas sandeces en un papel a la vista de todo el mundo? Esto es un abuso de autoridad, un insulto directo al Buen Dios. Sinceramente, yo no me siento parte de toda esta comedia absurda, pero sí me siento parte integrante de mi Iglesia, porque es la Iglesia de Jesucristo y tenemos derecho a decirlo, esto es una tomadura de pelo por parte de un Clero corrupto. El otro día leíamos la entrevista a Monseñor Schneider, un Obispo como Dios manda…Hay esperanza, no lo duden.
Para saber el por qué la gente se adapta a estas exigencias de un Clero autoritario y dictador cuyo lema es “iglesia horizontal” hay que ir más allá de un letrero cutre pegado en una pared, se trata de una maniobra perfectamente orquestada desde el inicio del Concilio Vaticano II. Mientras les escribo, acabo de recibir la llamada de mi madre diciéndome que “jamás conseguirán que ella Comulgue en la mano”, ¡Bravo mamaíta! Una superviviente.
¿Cómo se consiguió en un período express que la gente dejara de Comulgar en la boca? Muy sencillo, se empieza pisoteando la Liturgia, que todo parezca lo que sea menos la Santa Misa. Después para amenizar se pone música guitarrera, con panderetas y bongos y para finalizar le das el Copón a un laico y que “REPARTA” la Comunión como si fueran caramelos en una fiesta de Cumpleaños. Oigan, esto es muy triste escribirlo, pero desgraciadamente es la realidad que nos rodea, no me estoy inventando nada que no puedan ver en sus Parroquias. Con toda esa fanfarria, ¿Quién se va a creer que el mismo Dios está presente en la Hostia? Nos tratan como si estuviéramos en un espectáculo circense y no nos queda más remedio que participar y aún encima se atreven a decir que esto es lo que queremos los Laicos, ¡Por favor! ¿A quién quieren engañar? Serán los Laicos a los que Vds. se encargan de adoctrinar diariamente con gran esfuerzo y entusiasmo y a los cuales, en muchas ocasiones no les queda más remedio que acudir a esa Parroquia porque no pueden desplazarse a otra. Y por si todo esto es poco, muchos Templos se han unido a la moda de poner pantallas de Televisión, ¿Saben para qué? Para que la gente tenga delante de los ojos la letra de la “Misa es una fiesta muy alegre, la Misa es una fiesta con Jesús”, este es el tema.
¿Vds. han ido a la Santa Misa Tradicional? Sino lo han hecho, intenten buscar un Templo aunque tengan que desplazarse dos horas en coche, las gracias espirituales que obtendrán compensarán todo el sacrificio que les puede suponer el desplazamiento. En la Santa Misa podrán observar como absolutamente nadie Comulga en la mano, todo el mundo lo hace de rodillas y en la boca ¿Por qué? Muy sencillo, la gente vive el Sacrificio, no vive una tarde de merienda en el campo y los Presbíteros, como representantes de Dios, respetan la Liturgia y el Canto y todo ello te hace situar en el Calvario con el grupo de los que no abandonaron a Jesús, de los que lo siguieron a la Cruz y cuando llega el momento de recibir al Señor, no puedes por menos que caer de rodillas, abrir la boca y dejar que el Sacerdote deposite en tu lengua al mismo Dios. ¿Cómo pensar en ese momento en levantar las manos, empezar a aplaudir y cantar “alabaré, alabaré”? Impensable, acabamos de alojar al Amado en nuestra alma.
“Vete entonces a la sagrada mesa con los ojos bajos, juntas las manos, con porte respetuoso. Anda con gravedad y modestamente. Ponte de rodillas con alegría y felicidad en el corazón. Al comulgar ten derecha e inmóvil la cabeza y bajos los ojos, abre modestamente la boca, pon la lengua humedecida sobre el labio inferior y tenla inmóvil hasta que el sacerdote haya depositado en ella la sagrada forma. Puedes guardarla si quieres por un momento sobre la lengua para que Jesús, verdad y santidad, la purifique y santifique. Después, cuando la sagrada Hostia esté ya en el pecho, pon tu corazón a los pies del divino rey, tu voluntad a sus órdenes y tus sentidos a su mejor servicio.” (Julian Eymard)
¿Novus ordo = novus horror? No siempre es así, yo acudo a diario a la Santa Misa por el Novus Ordo y después de caminar 45 minutos, puedo asistir a lo que se considera una Misa normal. Pero seamos realistas, en general rozan el esperpento y lo absurdo: Manteles descuidados y horteras, plantas por el altar como si fuera un jardín botánico, hojas sueltas en vez de los Misales, Sacerdotes con Casullas estrafalarias o directamente sin ellas, todo indigno del Culto que merece su Majestad. La Consagración pasa desapercibida, apenas ya suenan las campanillas en ningún Templo y los reclinatorios han pasado a ser elementos decorativos de los desvanes parroquiales.
“¡Ah, con harta frecuencia la pobreza de culto es indicio de la debilidad de la fe! Mientras se mira a lo económico cuando se trata de Dios, nada se niega al lujo y a los, placeres. Nuestros padres comenzaban por Dios; y satisfecho de su servicio, Dios les daba el céntuplo.” (Julian Eymard)
El otro día observaba como un Presbítero lanzaba la píxide, el porta Viático, de un extremo a otro de una mesa, no me pregunten si estaba lleno o vacío. Reflexionemos, el mismo Dios está en la Hostia esperándonos.
“Ser poseído de Jesús y poseerle, he ahí el soberano reinado del amor; he ahí la vida de unión entre Jesús y el alma alimentada con el don recíproco de entrambos. El amado es mío en el santísimo Sacramento, porque se me da en don entero y perfecto, personal y perpetuo : así debo ser también yo suyo.” (Julian Eymard)
Sonia Vazquez