Cuando el cura pretende ser «dios»

“Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré MI Iglesia” (Mateo 16, 18)

Reflexionemos sobre la cita evangélica: Jesucristo funda SU Iglesia y no “nuestra” Iglesia. Jesucristo elige a Pedro y le da la misión, y no es Pedro quien decide su misión desde su subjetividad. Y finalmente Pedro muere en la cruz porque cuando, tentado por el miedo humano, escapara de Roma, el mismo Jesucristo le exhortó a  obedecer hasta el martirio dentro de la misión a él confiada. A partir de ahí hemos de constatar la tentación cada vez más presente en el seno de la Iglesia Católica sobre todo desde el post-concilio: hacer “nuestra” iglesia en vez de la Iglesia única y verdadera de Cristo. Lo vemos con ejemplos prácticos que nos resultarán muy, por desgracia, familiares y cercanos:

Parroquias donde el sacerdote está metido en toda clase de actividades (sociales, lúdicas, organizativas, pastorales…etc) a la vez que brilla por su ausencia en el confesonario o bien “delega” en laicos para que lleven la comunión a los impedidos o bien reduce al mínimo las Misas durante la semana con la justificación de dedicarse a otras tareas más necesarias (según su parecer).

Peregrinaciones (parroquiales, diocesanas, de movimientos u órdenes religiosas) en cuyos programas aparecen multitud de eventos de carácter comunitario, deportivo, festivo… a la vez que brilla por su ausencia una buena catequesis sobre la confesión (o la misma disponibilidad de los sacerdotes para confesar) o sobre aquellos aspectos de la moral desconocidos casi por completo por las nuevas generaciones (el sexto mandamiento por ejemplo).

Servicio ofrecido por el sacerdote con objeto de acompañar, ayudar, escuchar, animar….a los fieles en toda su problemática humana a la vez que brilla por su ausencia esa tarea esencial…si, ESENCIAL….del sacerdote que no es otra sino acercar las almas a Dios, al estado de Gracia, a la vida sacramental

Cartas (o cualquier documento escrito) por obispos donde se nos expresan toda clase de consejos sobre el ahorro de energía, las vacaciones, las obras sociales, el deporte, las recomendaciones sobre la pandemia…etc a la vez que brilla por su ausencia una clara y firme exhortación de conciencia sobre puntos clave de la vida cristiana relacionados, por ejemplo, con la necesidad de comulgar en Gracia de Dios, la misma confesión bien hecha, la moral matrimonial y familiar, la gravedad moral del aborto, ideología de género, “matrimonio” lgtbi…etc

El sacerdote (y por ende el obispo como grado supremo del sacramento del orden) actúan en persona de Cristo sobre todo al celebrar la Santa Misa y al confesar. Y actúan en persona propia (aunque representen a Cristo) en otras muchas actividades de matiz humanista. Si se opta en preferencia por lo segundo es clara la caída en la tentación de la soberbia (aplaudida por el mundo como signo fuerte de que SI es una tentación) para hacer “nuestra” iglesia y no la Iglesia de Cristo.

Padre Ildefonso de Asís
Padre Ildefonso de Asís
Sacerdote tradicional sin complejos y con olor a pastor

Del mismo autor

El via crucis de un párroco católico

De forma clara, concreta y concisa: quisiera que los obispos supieran...

Últimos Artículos

Homenaje al P. Julio Meinvielle[1]

Por Sergio F. Tacchella El Padre Julio Ramón Meinvielle nació...

La Semana de Pasión

La Semana de Pasión precede a la Semana Santa...