Acaban de tener un bebé”, así empezaba el otro día una conversación con unas amigas, que, aparentemente se presentaba como algo normal, no obstante, las cosas no son siempre como empiezan, ¿Verdad? “Como no podían tener hijos, han ido a otro país, le han extraído a él sus espermatozoides, los han juntado con los óvulos de una donante anónima y han contratado un vientre de alquiler, ya que ella, tampoco podía llevar un embarazo, ¿No os parece una historia maravillosa?”, concluía una de mis interlocutoras.
Mientras opinaban distendidamente, en mi cabeza intentaba enlazar todos los hechos que habían comentado, que no eran pocos, más algún dato que añadieron a posteriori sobre la unión de esta pareja, ya que aunque no estaban casados por la Iglesia, porque él está divorciado, tenían interés en bautizar a su hijo y pensaban en que quizás el Sacerdote, les pondría algún inconveniente por todo esto. Cuando me pareció que tenía la historia asentada en mi cerebro, me preguntaron que opinaba al respecto.
Y Vds. ¿Qué opinan?
Pueden llevar esta conversación a un ambiente Parroquial y verán que la mayoría de las personas considera todo esto como normal y moral. Es comprensible que la gente no se confiese hoy en día ya que si sucesos tan graves como el que acabo de relatar, nos parece que no son pecado mortal, lógicamente las faltas o pecados veniales, están llamados a desaparecer.
Me preguntaba una de mis amigas que por qué yo, consideraba estos hechos como pecado mortal, ya ven, como si cada uno siguiera su propio Catecismo. Es lo que tiene tanto Ecumenismo, que todo tiene cabida en nuestro corazón. Estamos en un momento delicado, hay gente que se dice Católica y desconoce los Mandamientos de la Ley de Dios, con lo cual, podemos afirmar contundentemente que desconocemos lo que es pecado. Obviamente, hoy en día, se producen situaciones que hace siglos eran impensables, el avance médico, si se le puede llamar “avance” a todo esto, nos lleva a nuevas realidades, pero, sólo de nombre. Si nos situamos en S Pablo, veremos que todas estas disposiciones, auque en distinto contexto, ya se producían y él mismo exhortaba a corregir estas desviaciones con su discurso: “Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje…orgías y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios” (Galatas, 5,19). Más claro, el agua, ¿No creen? Eso mismo que señalaba S Pablo, es lo que sucede hoy en día, sólo que como se produce con un médico, una bata blanca y un laboratorio, pensamos que es una obra pía. ¡Despertemos!
Es curioso que se den charlas de lo que se llama elevado nivel teológico, se llenen los salones de gente para escuchar al Pagola de turno y algo que se supone de nuestra primera etapa de iniciación catequética, lo desconozcamos o es que quizás, hoy en día no se enseñe o se oculte lo básico, todo puede ocurrir, de ser así, no cabe más que pensar en que es obra del maligno. Si la gente desconoce que todo esto va en contra de la Ley de Dios, ¿De qué se habla entonces en las homilías? Que voluntariamente escojamos vivir en la ignorancia, no nos salvará de la condenación, tengámoslo claro, es como las infracciones de la ley, el desconocimiento de las mismas, no exime de la culpa.
Hay un libro muy sencillo, precisamente está recomendado para “mayores de 16 años” que se llama “para salvarte” del Padre Loring, un top ten de ventas. De una manera muy simple y elemental hace un repaso por todos los Mandamientos de la Ley de Dios y profundiza en lo que debe ser la vida de Gracia. Un libro más que recomendable y adaptado a todos los niveles.
Bien ¿Y a qué pecado hace referencia todo lo mencionado al inicio de este artículo? No lo duden, al sexto Mandamiento, “no cometerás actos impuros”, del cual hoy se mofa descaradamente la sociedad. Si ponemos la televisión veremos que se considera correcto cualquier tipo de relación y cualquier manera de procreación. Debates, series de televisión, películas, etc, todo está pensado para que nos contagiemos de un pensamiento anti cristiano y veamos como correcto lo que en realidad es una aberración. Piensen en los millones de personas que ven estos programas…No digan que no es fácil adoctrinarnos y si además, entrevistan al actor o cantante de moda, hablando con toda naturalidad de todas estas perversiones, como si fuera algo moderno y corriente, la gente como borregos querremos imitar estas conductas y por supuesto, no se puede decir nada en contra, porque inmediatamente seremos tachados de “retrógrados y carcas”. Estamos muy equivocados si creemos que tenemos que tragar con todo esto que nos quieren vender. ¡Por favor, nos jugamos la condenación!
No hace falta ser Eistein para tener claro que todo ese proceso de procreación de los hijos en un laboratorio es un acto impuro y que va contra natura. Si lo pensamos con calma, no es ninguna temeridad decir que llegará el día que hermanos, se casen con hermanas, ya que obviamente, se desperdigan los óvulos y espermatozoides sin ningún tipo de control por cualquier cuerpo. Cierto es que lo mismo pasa sin necesidad de recurrir a un tubo de ensayo, ya que las relaciones promiscuas están a la orden del día. Me hace gracia que esta semana, salía en las redes sociales y en algún periódico local, la madre de un niño que va a recibir su Primera Comunión, ofendida porque un Sacerdote recordaba que las personas que conviven sin estar casados, no están en Gracia de Dios, ya ven, esta es la ignorancia imperante, hay que recordar lo elemental y aún así, al hacerlo, la gente sale como el Cid Campeador, espada en mano, mostrándose orgulloso de vivir en pecado mortal y público y condenando al Sacerdote por hablar con claridad meridiana.
Hablamos de las mujeres, de nuestros derechos, de la liberación, pero después permitimos que se nos veje hasta el extremo. Una señora llevando en sus entrañas, como si fuera un camión de carga y descarga, un hijo creado en un laboratorio, que no tiene nada que ver con ella y que cuando lo tenga, previo pago de una elevada cantidad económica, entregará al hijo sin ningún tipo de recelo. Esto, se está realizando en muchos países, entre otros en EEUU, desde donde se está llevando la comercialización al mundo entero. Oigan, esto es tan grave como la prostitución y resulta que nos parece bien. Y a esto le llaman “vientres de alquiler”, no, no, no… como dirían sin remilgos nuestras abuelas con ese fino tacto que tenían ellas: “esto es una cochinada”.
“El modo de exaltar el cuerpo que hoy constatamos resulta engañoso. El eros, degradado a puro « sexo », se convierte en mercancía, en simple « objeto » que se puede comprar y vender; más aún, el hombre mismo se transforma en mercancía. En realidad, éste no es propiamente el gran sí del hombre a su cuerpo. Por el contrario, de este modo considera el cuerpo y la sexualidad solamente como la parte material de su ser, para emplearla y explotarla de modo calculador. Una parte, además, que no aprecia como ámbito de su libertad, sino como algo que, a su manera, intenta convertir en agradable e inocuo a la vez. En realidad, nos encontramos ante una degradación del cuerpo humano, que ya no está integrado en el conjunto de la libertad de nuestra existencia, ni es expresión viva de la totalidad de nuestro ser, sino que es relegado a lo puramente biológico” (Benedicto XVI-Deus Caritas Est)
Nos olvidamos de Dios, vivimos a expensas de Él. No se puede llamar avance a todo esto, no nos engañemos, esto es la degradación total y absoluta del ser humano. ¿Y no sabemos que esto es pecado? ¡Venga ya!
Catecismo de S Pío X
¿Que nos prohíbe el sexto mandamiento: No cometerás actos impuros? El sexto mandamiento: No cometerás actos impuros, nos prohíbe toda acción, toda mirada, toda conversación contraria a la castidad, y la infidelidad en el matrimonio.
¿Es gran pecado la impureza? Es pecado gravísimo y abominable delante de Dios y de los hombres; rebaja al hombre a la condición de los brutos, le arrastra a otros muchos pecados y vicios y acarrea los más terribles castigos en esta vida y en la otra.
¿Qué hemos de hacer para guardar el sexto y noveno mandamientos? Para guardar el sexto y noveno mandamientos hemos de orar con frecuencia y de corazón a Dios, ser devotos de la Santísima Virgen María, Madre de pureza, acordarnos de que Dios nos ve, pensar en la muerte, en los divinos castigos, en la Pasión de Jesucristo, refrenar nuestros sentidos, practicar la mortificación y recibir a menudo y con las debidas disposiciones los santos sacramentos.
Sonia Vázquez