A los que creen que «arreglarán» su salvación en el último momento de la vida:
¡Qué pena no aprovechar las gracias que el Señor nos concede para ponernos a bien con Él!
¿Como vamos a hacer en la hora de la muerte lo que no hacemos ahora que tenemos tiempo y tranquilidad?
A los que quieren morir ya para irse al Cielo de inmediato:
No, no tengo ganas de morirme y suelo reñir a las hermanas que están siempre diciendo que la tienen, pues esta vida es muy buena para consolar al Señor y trabajar y sufrir por Él y por las almas, que luego ya no será más que gozar en la eternidad
Y a los que tienen miedo (que no Santo Temor) de Dios al pensar en la muerte:
El pensar, como decía nuestra Madre Santa Teresa, que vamos a ser juzgados por quien tanto nos ama…es para deshacerse de agradecimiento y adquirir propósitos de amarle siempre