Meditación sobre el mes de mayo

El mes de mayo, tradicionalmente dedicado a la Virgen, puede ser una oportunidad preciosa de aumentar nuestra devoción a la Santísima Virgen María.

En un hermoso tratado espiritual titulado El arte de aprovechar nuestras faltas (Edibesa, Madrid 2015), el padre Joseph Tissot (1863-1894), de la congregación de los misioneros de San Francisco de Sales, explica que debemos servirnos de nuestros pecados para reconocer nuestra vileza, aumentar la confianza en Dios y afianzarnos en la perseverancia. La contrición, la confesión y la penitencia hacen de hecho al hombre más digno de honra de lo que el pecado lo había hecho culpable.

Ante todo, no debemos desanimarnos, sino refugiarnos en el Corazón de María. Cuanto mayor es nuestra miseria, más necesidad tenemos de recurrir a su materno Corazón. Y el mes de mayo es una excelente oportunidad de recordar dicha verdad.

Aunque es indudable que Jesús basta para salvar al género humano, el Divino Redentor ha dispuesto que sea su Madre el medio porque el que recibamos la Gracia, la escalera que asciende a Dios, la puerta por la que accedamos a su bondad y el regazo en el que se distribuye al cuerpo entero de la Iglesia los méritos de su Cabeza. Jesús ha querido que todo nos venga a través de María. Es ella quien nos alcanza la contrición y el perdón de nuestros pecados. Ella es el puerto de refugio para todos los que navegan en las agitadas olas del mundo. La Virgen es la fuerza de los débiles, la esperanza de los desvalidos y el refugio de los pecadores, cuya misericordia es inagotable para todos.

Esto que digo no vale sólo para los hombres individualmente sino para toda la sociedad, que por intermedio de la Virgen alcanza el  rescate  de sus culpas, como escribe el profesor Plínio Correa de Oliveira en un artículo que se publicó el 23 de mayo de 1943 en la revista Legionario, que él mismo dirigía en la ciudad brasileña de Sao Paulo.

Según explicaba el ilustre profesor, el mes de mayo nos enseña a amar a María Santísima para gloria de Ella y a vivir en todo momento una vida de unión filial con Ella. En este mes sentimos cómo la protección especial de la Virgen se extiende sobre todos sus fieles hijos, y si vivimos convenientemente esos treinta y un días consagrados a Ella, «Lo que nos queda es una devoción mayor, una confianza más especial, y, por así decir, una intimidad aún más acentuada con Nuestra Señora, con la que en todas las vicisitudes de la vida sabremos pedir con más respetuosa insistencia, esperar con más invencible confianza, y agradecer con más humilde cariño todo el bien que Ella nos haga».

De manera particular es así en épocas de sufrimiento, tanto material como espiritual. Prosigue el profesor Correa de Oliveira: «Los hijos nunca están tan seguros de la vigilancia amorosa de sus madres como cuando sufren. La humanidad entera sufre hoy en día. Y no sólo todos los pueblos sufren, sino que casi se podría decir que sufren de todos los modos por los que pueden sufrir. Las inteligencias son barridas por el vendaval de la impiedad y del escepticismo. Tifones locos de mesianismos de todo orden devastan los espíritus. Ideas nebulosas, confusas, audaces se infiltran en todos los ambientes, y arrastran consigo, no sólo a los malos y a los tibios, sino, a veces, hasta a aquellos de quienes se esperaría mayor constancia en la Fe. Sufren las voluntades obstinadamente apegadas al cumplimiento del deber, con todas las contrariedades que les vienen por su fidelidad a la Ley de Cristo. Sufren los que transgreden esa Ley, pues lejos de Cristo todo placer no es, en el fondo, sino amargura, y toda alegría una mentira. Sufren los corazones, dilacerados por la guerra psicológica revolucionaria, tan intensa en nuestros días. Sufren los cuerpos depauperados por el trabajo, minados por la molestia, acongojados por todo tipo de necesidades. Se podría decir que el mundo contemporáneo, semejante al que vivía en el tiempo en que Nuestro Señor nació en Belén, llena el aire de un gran y clamoroso gemido, que es el gemido de los malos que viven lejos de Dios, y de los justos que viven atormentados por los malos».

Aunque estas palabras del profesor brasileño se escribieron hace ochenta años, manifiestan gran fuerza profética en un momento en que las sombras de la guerra se extienden una vez más sobre el mundo. Un cruenta contienda se está librando entre Rusia y Ucrania, pero también está en curso una sigilosa guerra espiritual, cultural y psicológica debida a la confusión que a veces separa de manera dolorosa los más íntimos amigos y divide las propias familias. Con todo, igual que ayer, hoy también «cuanto más sombrías se vuelvan las circunstancias, cuanto más lancinantes los dolores de toda especie, tanto más debemos pedir a Nuestra Señora que ponga término a tanto sufrimiento, no sólo para hacer cesar, así, nuestro dolor, sino para mayor provecho de nuestras almas. Dice la Sagrada Teología que la oración de Nuestra Señora anticipó el momento en que el mundo debería ser redimido por el Mesías. En este momento lleno de angustias volvamos confiantes nuestros ojos a la Santísima Virgen, pidiéndole que abrevie el gran momento esperado por todos, en que un nuevo Pentecostés abra claridades de luz y de esperanzas en estas tinieblas, y restaure por todas partes el Reinado de Nuestro Señor Jesucristo».

El mes de mayo es un mes de gracias singulares para los hombres y para los pueblos, y todos los años, el aniversario de las apariciones de Fátima enriquece más de gracias este mes. Entre las numerosas gracias que podemos pedir en los dramáticos tiempos que vivimos, está la de darnos cuenta de nuestra abismal debilidad y nutrir nuestra fe en la Virgen, porque pase lo que pase, no abandonará jamás a quien en Ella confía.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

Roberto de Mattei
Roberto de Matteihttp://www.robertodemattei.it/
Roberto de Mattei enseña Historia Moderna e Historia del Cristianismo en la Universidad Europea de Roma, en la que dirige el área de Ciencias Históricas. Es Presidente de la “Fondazione Lepanto” (http://www.fondazionelepanto.org/); miembro de los Consejos Directivos del “Instituto Histórico Italiano para la Edad Moderna y Contemporánea” y de la “Sociedad Geográfica Italiana”. De 2003 a 2011 ha ocupado el cargo de vice-Presidente del “Consejo Nacional de Investigaciones” italiano, con delega para las áreas de Ciencias Humanas. Entre 2002 y 2006 fue Consejero para los asuntos internacionales del Gobierno de Italia. Y, entre 2005 y 2011, fue también miembro del “Board of Guarantees della Italian Academy” de la Columbia University de Nueva York. Dirige las revistas “Radici Cristiane” (http://www.radicicristiane.it/) y “Nova Historia”, y la Agencia de Información “Corrispondenza Romana” (http://www.corrispondenzaromana.it/). Es autor de muchas obras traducidas a varios idiomas, entre las que recordamos las últimas:La dittatura del relativismo traducido al portugués, polaco y francés), La Turchia in Europa. Beneficio o catastrofe? (traducido al inglés, alemán y polaco), Il Concilio Vaticano II. Una storia mai scritta (traducido al alemán, portugués y próximamente también al español) y Apologia della tradizione.

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