Praestet fides supplementum

La Fe, la verdadera, nos da un auténtico suplemento a toda carencia de la naturaleza humana, a toda fragilidad ligada a la vida material, que tiene necesidad de sobrenaturalidad y celestialidad. ¡Qué preciosa es la Fe! Si nos falta seremos pobres aunque tuviéramos todos los bienes de esta tierra; pero, si tenemos la Fe, aun carentes de cualquier bien material, somos suficientemente ricos.

“¡Señor, acrecienta en nosotros la Fe!: es la oración que siempre debe brotar de la mente y del corazón, cada día, cada santo día. La Fe es el fundamento de las cosas que no se ven. Dios es Espíritu y ha creado “visibilium omnium et invisibilium”, esto es, todas las cosas visibles y las invisibles. Si Dios ha querido y ha llamado a la existencia también a las criaturas invisibles, esto es, espirituales, a los Ángeles, espíritus puros, confiándonos a cada de nosotros uno de ellos, debemos tener las ideas claras sobre ellos y, en particular, sobre nuestro Santo Ángel Custodio.

Ideas claras que nacen de la Fe, porque no podemos creer, realmente no podemos, a aquellos que nos dicen que en base al signo zodiacal -¡¿esto, pues?!- nos es asignado el Ángel Custodio. Para entendernos mejor, para los nacidos de tal día a tal otro día, el Ángel sería tal y con tal nombre, y así sucesivamente… ¿Pero qué mentiras son estas? ¡Basta con la credulidad! ¡Nuestro Ángel es personal y no lo compartimos con ningún otro, al menos mientras vivimos! El Ángel Custodio es nuestro mejor amigo y debemos forjar con él una relación personalísima. Después de Dios debe tener, en absoluto, el primer pensamiento cada día, nunca debemos olvidarnos de él, nunca nos olvidemos de él.

Nosotros mismos, todas las personas humanas, estamos compuestos de materia en un tercio y en los otros dos tercios somos espirituales. Somos, en efecto, “espíritu, alma y cuerpo”, como dicen las Sagradas Escrituras y la Palabra de Dios alcanza el punto de división entre el alma y el espíritu.

Mis queridos amigos, así os considero uno por uno. ¡Qué tesoro, qué riqueza nuestra Fe, la Fe de nuestros padres, la Fe católica! No la abaratemos por nada del mundo, nada vale lo que vale la Fe. ¡Busquemosla si no la poseemos! ¡Aferrémonos al Ella si hace parte de nuestro patrimonio! ¡Transmitámosla a las nuevas generaciones habiéndola heredado también nosotros!

¡La Fe es nuestra vida, la Fe es Jesús! Nada puede suplir la Fe, nada puede sustituirla.

Los filósofos la han buscado y los Santos la han encontrado. Aspiremos a la santidad para estar seguros de obtenerla como el don más grande, la perla de inmenso valor, la preciosa “margarita”. Vendamos todo para comprar esta perla, no la malvendamos, sino que debemos ser capaces también de dar la vida para defenderla. No basta defenderla, sino que debemos también difundirla hasta los extremos confines de la tierra. ¡Sin la Fe la tierra continua siendo el jardín “que nos hace tan feroces” (Dante), pero con la Fe la tierra puede convertirse en un oasis de paz! ¡Señor, aumenta en nosotros la Fe!

Alabado sea Jesucristo.

Presbyter senior

[Traducido por Marianus el Eremita. Equipo de traducción de Adelante la Fe]

SÍ SÍ NO NO
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Mateo 5,37: "Que vuestro modo de hablar sea sí sí no no, porque todo lo demás viene del maligno". Artículos del quincenal italiano sí sí no no, publicación pionera antimodernista italiana muy conocida en círculos vaticanos. Por política editorial no se permiten comentarios y los artículos van bajo pseudónimo: "No mires quién lo dice, sino atiende a lo que dice" (Kempis, imitación de Cristo)

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