En 1996, la película “Un hombre para la eternidad” fue estrenada en los Estados Unidos; el mismo año el autor japonés Shūsaku Endō escribió la novela histórica de ficción, “Silencio”. Anoche, el Vaticano recibió el estreno mundial de la versión de la película “Silencio”, la que será lanzada el próximo mes. Presentada en el Instituto Pontificio Oriental, dirigido por los jesuitas, donde asistieron aproximadamente 400 sacerdotes y otros. La invitación para Rorate a la emisión se debió perder en el correo, ya que no pudimos ver la película. Aunque basados en la novela, los desenlaces de los dos trabajos de 1966 no pudieron ser más opuestos. Uno concluye con heroísmo y martirio; el otro, con indiferencia y apostasía. Véase
La adaptación de “Silencio” para la gran pantalla (el cine) fue realizada por el Sr. Martin Scorsese, un antiguo seminarista (de un pequeño seminario del Cathedral College en Nueva York) quien hoy es un autoproclamado “católico no practicante”. Se debería recordar también su escandalosa y sacrílega película de 1988, “La última tentación de Cristo”. Para realizar “Silencio”, Scorsese eligió a James Martin, S. J., como asesor de la película. Usted notará que no hemos ofrecido hipervínculos para “La última tentación de Cristo” o para el padre Martin, S.J., ya que no son necesarios puesto que tratamos de prepararle el camino del Adviento del Señor.
Continuando con la emisión del Vaticano de anoche, Scorsese y el productor mejicano Gaston Pavlovichse se reunieron con el papa Francisco. Según un periodista de Variety que asistió a la emisión: “La audiencia papal privada reunida en el Palacio Apostólico anunció por la prensa oficial vaticana el martes una clara muestra de apoyo para ‘Silencio,’ proyecto pasión de Scorsese.» Ahora, quizás el final de la película “Silencio” es completamente diferente del final de la novela “Silencio”. Por cierto esperamos que sea así. Si no, el mundo será testigo de la renuncia de 50 millones de dólares de la Iglesia católica por miembros de la Sociedad de Jesús, como tácitamente fue endosado por el actual Papa (jesuita).
La novela, la cual fue absolutamente terrible hasta el final, tiene un claro mensaje para los lectores– el opuesto al ejemplo de santo Tomas Moro para Inglaterra y el mundo. La apostasía no debería ser celebrada por el Vaticano. Estos jesuitas no son hombres para la eternidad.
(Traducción de Alejandra Olmes. Artículo original)