Tras el artículo publicado por nosotros sobre el fin de la “era Volpi”, el 15 de mayo de 2015, en la página web de los Franciscanos de la Inmaculada ha aparecido un comunicado firmado por “Padre Fidenzio”, en el que el Comisario Apostólico admite haber sufrido un patatús, el 29 de abril, de “haber iniciado” su convalecencia y de estar “próximo” a reanudar su normal actividad laboral: lo cual no explica cómo pueda haber vuelto a asumir, como él dice, “el pleno ejercicio de sus funciones de gobierno”.
El respeto por la persona de Padre Volpi y por su privacidad nos impiden facilitar ulteriores explicaciones sobre sus reales condiciones de salud. Pero podemos confirmar que, tras la isquemia sufrida, el padre se encuentra actualmente en un centro de rehabilitación, incapaz de momento de desarrollar la labor de un cargo, pesado y laborioso, tanto en el plano físico como en el mental, como es el que le asignó la Congregación de los Religiosos.
El mismo organismo vaticano es encuentra ahora en la situación de tener que decidir si proveer a una inmediata sustitución o dejar que al Padre Volpi permanezca la titularidad del cargo mientras otros gobiernen el Instituto en su lugar, como ya en parte venía ocurriendo incluso antes del empeoramiento de la salud del Comisario. Tanto en el uno como en el otro caso, la “era Volpi”, de todos modos, se ha acabado.
El verdadero problema que se pone ahora, para la “era post-Volpi”, es éste: ¿La Congregación de los Religiosos mantendrá su propósito de liquidar a los Franciscanos y Franciscanas de la Inmaculada, o volverá sobre sus pasos, dándose cuenta de los catastróficos resultados de la operación iniciada —recordémoslo— no con el nombramiento de Padre Volpi, sino con la visita apostólica de Mons. Vito Angelo Todisco? Más aún y sobre todo: ¿ Los Franciscanos y Franciscanas de la Inmaculada comprenderán que el punto de cohesión de una familia espiritual, más allá de la persona transeúnte del Fundador, no puede ser más que un conjunto de principios teológicos, espirituales y litúrgicos irrenunciables, y que una de las causas del actual desmoronamiento es justo la debilidad de su reacción ante este plan?
Roberto de Mattei
[Traducido por María Teresa Moretti]