La moda cristiana según las enseñanzas de la Iglesia

El pasado día 9 tuvo lugar un acto importante en Londres en el que tuve el honor de participar: la presentación de cuatro libros editados por una nueva editorial británica, Calx Mariae Publishing.

Participé con mucho gusto porque el nacimiento y presentación de una editorial siempre es un acto importante, y más aún en los tiempos en que vivimos, en los que internet prevalece sobre el papel impreso.

Los cuatro títulos que se presentaron eran dos clásicos de la espiritualidad y la teología, Cristianesimo vissuto de dom François de Sales Pollien e Sentido cristiano de la historia, de Prosper Guéranger, en su primera traducción inglesa; siguieron el libro de Virginia Coda Nunziante La moda cristiana secondo l’insegnamento della Chiesa y el mío La Chiesa nelle tempeste. Il primo millennio di storia della Chiesa, el primero publicado en Italia por Fiducia y el segundo por Sugarco.

Ya había tenido oportunidad de hablar en Radio Roma Libera de Cristianesimo vissuto del P. Pollien. Se trata de un manual de espiritualidad católica que nos recuerda la importancia de los principios en la vida del católico. El hombre se forja según los principios que sigue, siempre que esos principios se vivan coherentemente para que la vida del cristiano dé testimonio de la verdad que profesa.

Una aplicación de esta tesis fundamental nos la brinda sin ir más lejos el ámbito de la moda, que no sólo tiene que ver con el atuendo femenino, sino que abarca numerosos aspectos de la actividad humana, actitudes y mentalidades de la opinión pública. Por esta razón, hoy me gustaría hablar del libro que ha dedicado al tema Virginia Coda Nunziante (La moda cristiana nell’insegnamento della Chiesa, Edizioni Fiducia, Roma 2022, pp.117; versión inglesa, Christian Fashion in the Teaching of the Church, Calx Mariae, Londres 2022, pp. 108).

Virginia Coda Nunziante es una católica activa que ha dedicado la vida al apostolado y desde hace dieciocho años organiza en Italia la Marcha por la Vida. En el libro mencionado recoge los principales discursos que pronunciaron sobre el tema los papas del siglo XX, precedidos de un extenso prólogo escrito por ella.

Ante todo, la moda plantea un problema moral hoy frecuentemente olvidado. En una alocución del 8 de noviembre de 1957 al Congreso Internacional Latina de la Alta Moda, Pío XII lo sintetizó con estas palabras: «Se dice que la moda es algo que depende de los tiempos, los lugares, las personas y la educación. Pero eso no es una razón válida para abstenerse a priori de hacer un juicio moral sobre tal o cual moda que en un momento dado vaya más allá de los límites de la normal decencia. (…) Pero por muy amplia y variable que sea la relatividad moral de la moda, siempre hay un mínimo absoluto que mantener tras haber escuchado los avisos de la conciencia advirtiendo el peligro: la moda no debe jamás dar ocasión próxima de pecado».

Con estas palabras, el Pío XII expresa una norma que no admite excepciones: si una moda induce a otros a pecar, es de por sí intrínsecamente mala y todo cristiano debe rechazarla. Es un límite moral que no se puede traspasar. Aunque las modas cambien, la moral católica es inmutable por ser objetiva y basarse en principios absolutos. La moda tiene que amoldarse a los principios morales que establecen unos límites que ninguna moda debe traspasar.

Nos recuerda también Virginia Coda Nunziante que la moda es igualmente expresión histórica de la manera de pensar y de vivir de una sociedad, y vista desde esta perspectiva puede ser objeto de juicio, no necesariamente moral sino histórico. De hecho, los    cambiamenti   de la moda nos permiten comprender las transformaciones culturales y sociales, las cuales pueden ser a su vez objeto de juicio por parte de la filosofía o la teología cristiana de la historia. En este sentido, Pío XII afirma: «Se podría decir que la sociedad habla por medio de su indumentaria, manifestando con ella sus aspiraciones secretas. Y, al menos en parte, se sirve de ella para edificar o destruir su futuro» (discurso del 8 de noviembre de 1957).

El mismo papa Pacelli, a los pocos meses de su ascensión al solio pontificio, afirmó el 6 de octubre de 1940 en unas palabras dirigidas a la Juventud Femenina de Acción Católica: «La moda y la modestia deberían andar siempre juntas como dos hermanas, porque ambos vocablos comparten una misma etimología: el latín modus. Es decir, medida justa, más allá (ni más acá) de la cual no se encuentra el justo medio. Pero la modestia ya no está de moda. Al igual que esos pobres enajenados que han perdido el instinto de conservación y la noción de peligro y se arrojan al fuego o a un río, no pocas almas femeninas a las que una ambiciosa vanidad las hace olvidar la decencia cristiana, van lamentablemente al encuentro del peligro que puede suponer la muerte de su pureza. Son víctimas de la tiranía de la moda, que puede ser indecente, de tal modo que ni pueden sospechar su inconveniencia. Han perdido la noción misma del peligro, el instinto de la modestia».

En el fondo, la moda es el  estilo  de una persona. Pero el estilo es expresión de las ideas que nos orientan. Durante la presentación de su libro en Londres, Virginia Coda Nunziante puso este significativo ejemplo: imaginemos una hermosa iglesia en la que se celebre con rigor, exactitud y magnificencia la Misa por el rito romano antiguo.

La liturgia, las vestiduras del celebrante, la música y el recogimiento son elementos que contribuyen a crear un ambiente contrario al hedonismo, el relativismo y el desenfreno que reinan en las calles de nuestras ciudades. Es una acción que presupone una filosofía de la vida ordenada a Dios, como es la filosofía de vida cristiana, que no está ordenada a la búsqueda espasmódica de placeres humanos sino a la santificación y a la gloria de Dios. Hay una coherencia suprema en cuanto sucede en el presbiterio.

Ahora bien, ¿qué diríamos si el sacerdote que celebra el Santo Sacrificio de la Misa saliese de la Iglesia en camiseta, pantalones cortos y sandalias? Sería una incoherencia, porque del mismo modo que existen vestiduras sagradas idóneas para celebrar la Misa, existe también la sotana, y al vestirla todos los días el sacerdote se recuerda a sí mismo y recuerda a los demás cuál es su profesión.

¿Y por qué el sacerdote tiene el deber de manifestar siempre su identidad, y el laico, el cristiano de a pie, no va a tener también el deber de hablar, actuar y vestir como cristiano? Esto vale tanto para el hombre como para la mujer, que en el orden exterior siempre deben expresar el orden interior al que tienden, el cual es reflejo de la belleza infinita que es Dios.

Eso es vivir el cristianismo, y por eso existe una forma de vestir cristiana.

Traducido por Bruno de la Inmaculada

Roberto de Mattei
Roberto de Matteihttp://www.robertodemattei.it/
Roberto de Mattei enseña Historia Moderna e Historia del Cristianismo en la Universidad Europea de Roma, en la que dirige el área de Ciencias Históricas. Es Presidente de la “Fondazione Lepanto” (http://www.fondazionelepanto.org/); miembro de los Consejos Directivos del “Instituto Histórico Italiano para la Edad Moderna y Contemporánea” y de la “Sociedad Geográfica Italiana”. De 2003 a 2011 ha ocupado el cargo de vice-Presidente del “Consejo Nacional de Investigaciones” italiano, con delega para las áreas de Ciencias Humanas. Entre 2002 y 2006 fue Consejero para los asuntos internacionales del Gobierno de Italia. Y, entre 2005 y 2011, fue también miembro del “Board of Guarantees della Italian Academy” de la Columbia University de Nueva York. Dirige las revistas “Radici Cristiane” (http://www.radicicristiane.it/) y “Nova Historia”, y la Agencia de Información “Corrispondenza Romana” (http://www.corrispondenzaromana.it/). Es autor de muchas obras traducidas a varios idiomas, entre las que recordamos las últimas:La dittatura del relativismo traducido al portugués, polaco y francés), La Turchia in Europa. Beneficio o catastrofe? (traducido al inglés, alemán y polaco), Il Concilio Vaticano II. Una storia mai scritta (traducido al alemán, portugués y próximamente también al español) y Apologia della tradizione.

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